Ricardo Peidro: «Es muy difícil salir a militar para derrotar a esta derecha, con políticas de derecha»

(Por Luis Autalán @luisautalan / Fotografía Rene Asan) «Con el FMI no hay futuro», es la síntesis que reitera desde hace tiempo la CTA Autónoma. Ricardo Peidro referente de esa central y electo adjunto hace algunos días en su gremio de los Visitadores Médicos pondera tal punto y que Jujuy hoy es el laboratorio de lo que pretende la derecha liberal para este país. Respeta el rol y a dirigentes de la CGT con la misma energía que al apuntar al actual Gobierno, le remarca haber cedido la potestad de gestionar al Fondo. Alerta máxima ante la descalificación a derechos históricos por luchas gremiales desde la oposición.

La letra de «Inconsciente Colectivo» del maestro Charly García ofrece el marco para presentar esta charla. Desde estrofas como «esta canción que es necesario cantar de nuevo una vez más», por las cicatrices del pasado, de cara a lo que vendrá y en tiempo presente. Da el talle cuando Ricardo Peidro, Secretario General Adjunto de la Asociación de Agentes de Propaganda Médica de la República Argentina (AAPMRA) y Secretario General Adjunto de la CTA Autónoma, habla de los años vividos también comenta que su cable a tierra es tomar mate debajo de las plantas de mandarina en el fondo de su casa. Por allí linkeamos que «nace una flor, todos los días sale el sol» como infirió García en aquel himno de los 80.

La oficina gremial de Peidro tiene fotos con las Madres de Plaza de Mayo, fotos futboleras y una bandera «Memoria, Verdad y Justicia», más que una tela una convicción de su vida y testimonio. Y habló del fondo de la casa que está en Lanús, ciudad y un club al que considera un hogar y un sentimiento donde por 90 minutos, cuando el fixture lo indica, deja de lado la sonrisa que suele acompañarlo. Le gana la pasión, para vibrar por el deporte más lindo del mundo, y ahí está con sus niestas. Corresponde decir que el juego y su devenir lo acompañarán en la semana de labor también.

Es el hermano de otro Peidro famoso, que entre otros clubes supo ser noticia destacada por condiciones y su doctorado en medicina, simultáneo, rara avis para el gremio futboler. Roberto, hoy notable cardiólogo que jugó en Independiente y como médico trabajó en la Selección Nacional, capítulo que incluye el dolor del Mundial 1994 en los Estados Unidos, cuya etiqueta es  Maradona. El punto de partida entonces para rendir el afecto merecido a ese hermano del alma:

«Del gobierno de Alberto Fernández la desilusión más grande es haber bajado la cabeza frente al FMI y además no haber denunciado la estafa de Mauricio Macri con ese organismo. Es una cuestión de principios, se aceptó eso y nos gobernó el Fondo a través del ministerio de Economía»

Ricardo Peidro

-¿Quién de los dos Peidro jugaba mejor al fútbol, Roberto o Ricardo?

-Las pruebas las tiene él, están a su favor y sobre todo en lo profesional. Fue ídolo en los lugares donde jugó así que, en eso a Roberto no tengo con qué darle. (risas)

-¿Es su cardiólogo?

-Sí, es mi cardiólogo y además me persigue por todos lados para que me haga los estudios. Es el médico de cabecera, por desgracia para él, de toda la familia.

-¿Y hubo cuestión de celos por la notoriedad?

-No, primero sí uno se resigna, él es un genio, se recibió de médico a los 21 años imaginate. Es tan brillante qu él quedó bien con mi viejo, que quería el jugador de fútbol, y quedó bien con mi mamá que quería un médico. No me quedaba otra, yo me tenía que dedicar a otras cosas (risas).

-En términos futbolísticos, Espert, Milei, Bullrich y Larreta, son el mismo equipo?

-Mirá, ante esos nombres, a cualquiera que está representando a la clase trabajadora, se le ponen los pelos de punta. En el plano de la comparación futbolera que proponés considero que no hay otra alternativa que jugarle con un medio campo nuestro “raspador”, para que no pasen…

Ricardo Peidro - InfoGremiales

-La CGT hizo excepción con Larreta ante posibles diálogos, supongo que ustedes no hubieran tenido la misma actitud, de ahí que lo consultaba si considera esa nómina del mismo club.

-Ya sabemos que ellos no quieren dialogar con nosotros. Y nosotros creemos que la derrota de Juntos por el Cambio primero fue en las calles, a Macri lo derrotamos en las calles y después fue en las urnas. Los consideramos como la expresión más rancia del neoliberalismo a nivel nacional. A nivel regional y global, en el marco político, pasa que los discursos de ultraderecha que tienen por ejemplo, Milei, Espert y todos estos, es que corren el discurso del centro derecha más a la derecha todavía. Así que todos están disputando a ver quién es el que aplica políticas de mayor ajuste para la clase trabajadora. Políticas represivas, liberales, no económicas, pero fascistas desde lo político.

-¿Y hasta dónde cree que puede llegar el hartazgo de gente que, en su desencanto y otros elementos, inclusive no pocos jóvenes que adhieren como nunca a la derecha?

-Hay un descreimiento de la gente, un descontento general. Primero te aseguro que es muy difícil plantearle a muchos compañeros y compañeras, rumbo a las elecciones, que se vienen políticas liberales y de ajuste cuando nosotros estamos cuestionando políticas del Ministerio de Economía actual, del Poder Ejecutivo, que van acorde con el FMI. Si no modificamos la política económica que se está llevando adelante va a ser muy difícil. Con necesidades básicas insatisfechas, es muy difícil convencer a nuestro pueblo, de que viene una derecha mucho más profunda. Y las necesidades son inmediatas: aumentó la pobreza, aumentó la indigencia, están ahí las grandes empresas con políticas contra la organización sindical y con políticas precarizadoras. Eso es lo que estamos padeciendo, y la gran contradicción es que, los grandes responsables de esta situación, que son los que hicieron esta estafa con el FMI, sean los «salvadores» que nos van sacar de la situación. ¿Cómo se resuelve esta cuestión? Nosotros la resolvemos organizando, planteandole a los compañeros en los barrios, en los lugares de trabajo, cuál es la realidad, y ellos mostrándonos cuál es la realidad porque somos todo un conjunto, lo que es muy difícil salir a militar para derrotar a esta derecha con políticas de derecha.

-¿Entonces?

-Creemos que tiene que haber una modificación de la política económica muy profunda, aunque quede poco tiempo, pero tiene que haber líneas y definiciones muy claras de los candidatos para que se pueda vislumbrar una salida. No es que la gente vira a la derecha. En las últimas elecciones, cuando se hicieron las de medio término, no es que todos los votos migraron a la derecha, hubo gente harta que no fue a votar y Juntos por el Cambio también perdió votos. No es que los que no sacó el Frente de Todos se fueron a la derecha, hubo un hartazgo, un ausentismo muy grande, y ahora hay que volver a hacer que la gente crea que se pueda transformar a través de la política. En ese camino, y frente a un poder tan grande como el que tenemos enfrente, que son los grupos económicos, el imperialismo, Estados Unidos, los voceros de los grandes medios de comunicación a nivel local, global y regional, por supuesto, frente a ese poder tenemos que construir poder popular. Y para eso no alcanza sólo con las organizaciones sociales, sindicales, etc. Tienen que ser los gobiernos los que se respalden y faciliten la legalidad de esas organizaciones para poder construir un poder que equilibre la balanza.

-Suscribo y firmo al lado suyo. Ahora, ¿no es más difícil pensar con la panza vacía? Tenemos casi pleno empleo con los peores sueldos de la historia y me baso en los datos que aporta el Observatorio de Derecho Social de la CTA, a cargo de Luis Campos.

-Es muy difícil porque aumentó la indigencia, la pobreza y el hambre. Nosotros desde la CTA Autónoma planteamos que antes tener trabajo era salir de la pobreza. Y es una realidad que hoy podés tener trabajo y eso no te garantiza salir de la pobreza. Hay infinidad de compañeros, inclusive en trabajos formales que certifican esto que digo, desde la estadística y la realidad. Pero todavía es peor, porque se está construyendo una sociedad cada vez más desigual. La pobreza es un drama y a la par la desigualdad es potente y constante, y en otro sector se concentra la mayor riqueza. Y ahí no hay disciplinamiento hacia los grandes grupos económicos. Los disciplinamientos se los hacen a la clase trabajadora, a compañeros y compañeras que cobran el Potenciar Trabajo que se los pone la lupa a ver si ahí cobran un peso más un peso menos. Lo hacen para quedar bien con ese discurso de derecha y ultraderecha, nada más. Y es una actitud que transforma en acción la gente que subió a un gobierno que, supuestamente, iba a terminar con las políticas liberales.

-¿Tiene amigos gorilas?

-Amigos, no. Por ahí compartimos algo históricamente, con algún compañero del secundario.

-¿Hay un momento donde se agota ante la discusión cotidiana? Insisto, porque no es sencillo comprobar que muchos, por las razones que fuera, compran el discurso liberal de derecha.

-El tema es cómo hacemos. Hay compañeros y compañeras, te hablo de dos generaciones, que no tuvieron un trabajo formal, no saben lo que son las vacaciones, la indemnización por despido y otros derechos. A esa gente en los barrios o los lugares de trabajo vos le hablás de eso y le estás hablando de los dinosaurios. ¿Cómo hacemos para clarificar que la libertad que nos plantean es la libertad de los poderosos? ¿Cómo hacemos para decirles que los libertarios, que encima bastardean palabras que son históricamente de la clase trabajadora, que llevaron los primeros sindicalistas, las están usando en contra precisamente de la libertad? Bueno, es una cuestión de militancia. Y una cosa que también nos hacen, a veces lo ponen en boca de nuestros compañeros, es decir «los privilegiados que tienen trabajo formal y tienen derechos». Cuando ese viene de boca de ellos, del adversario, del enemigo, no es un problema porque tenemos cómo revertirlo. El tema es cuando lo dicen los propios compañeros que están organizando, y no lo dicen de mala lecha. Pero a veces apuntan, «el privilegio de tener…» No, no, son derechos que se adquirieron con la lucha de años y de generaciones de compañeros/as. Hablo de los convenios colectivos, los derechos laborales, el derecho a la huelga, a tener una vida digna y poder planificarla. Ahora, si nos quieren instalar ese discurso de que los derechos ganados históricamente son privilegios, estamos perdidos. No es privilegio, son derechos humanos naturales.

-Usted hace años usted me lo dijo, cuando en el Consejo del Salario, el ex ministro de Trabajo, devenido en secretario luego, Jorge Triaca, habló de privilegios y no de derechos. Me resumió «así nos ven, así nos consideran». ¿Duele acertar según pasan los años?

-Exactamente. Duele acertar y duele cuando nosotros se lo decimos ahí, vos nombraste el Consejo del Salario, donde nosotros rechazamos los últimos acuerdos, 36 votos a 1 perdemos. No es un capricho, creemos que es fundamental plantearlo, porque no puede haber una voz unificada de que se esté consolidando la desigualdad y la injusticia. Y otra cosa que planteamos es que todos los que están sentados ahí, o la mayoría son voceros. Como los empresarios que dinamitan cualquier acuerdo que hagas, a la semana, a las dos semanas. ¿Cómo lo logran? Te hacen una corrida de precios. Por eso hablo del disciplinamiento de los grandes grupos, porque si ellos no ven un gesto del Gobierno para disciplinarlos, para controlar los precios en toda la cadena de valor todo acuerdo es inútil. Y hablo de una dinámica donde intervengan los trabajadores, las trabajadoras, las cooperativas, los pequeños y medianos empresarios. Porque si un Gobierno se dice Nacional y Popular, pero no se apoya ni construyen desde esos sectores, bueno la palabra, el discurso lo van a tener ellos. Nos van a ganar con la subjetividad, la cabeza de los compañeros y nos van a ganar en la acción que es profundizar la desigualdad.

«La lucha del pueblo jujeño es un ejemplo de resistencia y valentía. Y esto no sólo tiene que ver con la brutal represión que desató el gobernador Morales, algo que hace años no se veía. Te remarco la unidad en acción que lograron diferentes sectores de ese pueblo, una actitud que conmueve»

-Vienen de ganar la elección en los Agentes de Propaganda Médica. ¿Se puede transpolar parte de la mística a lo que viene en el desafío electoral nacional?

-Sí, los militantes somos optimistas frente a todo. Pasamos las dictaduras en los momentos más difíciles y decíamos hasta la victoria. Y acá la oposición nos hizo campaña  hasta apuntándonos y acusándonos por estar abrazados a las Madres de Plaza de Mayo.

-Como si fuera un insulto.

-Como si fuera un insulto nos hicieron esa campaña, y nosotros no bajamos ninguna bandera, somos un gremio de sectores medios, firmamos paritarias con uno de los básicos más altos, y ellos creyeron que apoyándose en eso, recurriendo a las miserias y al individualismo de la gente, podían ganar esta elección, y los derrotamos. No es que no se puedan ganar elecciones recurriendo a las miserias y al individualismo, lo más importante es que no te ganen a vos, la cabeza y la conciencia. Te doy otro dato, en Lanús hay un club de barrio que se llama 9 de Julio, que está a la vuelta de casa, yo soy socio vitalicio, mis viejos se conocieron en ese club. Era un lugar de compañeros y compañeras que son del barrio pero también eran compañeros que militaban, muchos afiliados a la CTA, muy jóvenes, que jugaban al básquet. Fueron y los echaron, lo ocupó la Municipalidad, con Grindetti y Kravetz, los copó, los echó, hizo una elección trucha, por suerte Personas Jurídicas intervino y convocó nuevamente a elecciones. Bueno, ellos festejaron de antemano, eran concejales y diputados provinciales en las listas, nosotros estábamos asombrados, y ganamos por 2 votos. Los vecinos le ganaron por 2 votos al aparato. Nada es imposible, hay que mantener la conciencia, la bandera. Que nos ganen una elección pero que no nos ganen la conciencia nunca.

-¡Una remera que tenga estampada esa última frase!

-¿Quién iba a decir que íbamos a derrotar a la dictadura, quién iba a decir que nos íbamos a levantar? Nosotros pusimos las baldosas, acá en la puerta, de los compañeros desaparecidos y hay una carta que nos mandó la compañera de Campiglia, que fue visitador médico, estaba en la conducción de Montoneros y lo secuestraron en Brasil. En la carta que él le envía a las hijas, y a mí me impactó, les dice que en ese momento quería abrazarlas, y dice: «a pesar que me siento más cerca de la muerte que de la victoria». Él no descartaba la victoria ni siquiera con la muerte ahí nomás. A esta altura de mi vida no voy a renunciar a nada por ese compañero.

-El sindicalismo argentino se puede comparar al autódromo del mundo donde hay más chicanas.  Ahí se aevera entre bambalinas que la CTA Autónoma es una patrulla perdida.

-No, bajo ningún punto de vista. Y en cuanto a lo que se dice, se dicen tantas cosas. Lo cierto es que nosotros en la década del 90 nacimos como la CTA y no venimos todos de la CGT y todo lo que representa esa central. Ojo, sabemos que hay compañeros muy valiosos en esa central. Pero no somos una patrulla perdida, primero porque se confirmó todo lo que planteamos en la década del 90, que es imposible representar a la clase trabajadora si solamente representamos a los trabajadores formales. Y esto te lo digo desde un sindicato de trabajadores formales.

-¿Considera que vuelve a acertar?

-Yo me siento acá y represento a los APM, pero nuestro destino está atado a toda la clase trabajadora, siempre estuvo atado allí y ahora está atado a los compañeros precarios, desocupados, etc. Porque desde ese lugar, cuando nos dicen que somos privilegiados les quieren hacer creer que los que tenemos trabajo formal somos privilegiados. Y nosotros tenemos que decir no, tenemos que tener todos los mismos derechos y representar a todos los compañeros. Por eso, podemos tener un buen salario en APM, ganar una elección aquí y también cortando una calle con los compañeros y las organizaciones sociales de la CTA. No es una patrulla perdida, es la segunda central en cuanto a cantidad de compañeros que representa del país y consideramos que fue fundamental su protagonismo, al mes que había asumido Macri, hicimos un paro y una movilización a la Plaza de Mayo. Nos decían «hay que darle tiempo», y nosotros respondíamos «si viene un asesino con un revólver apuntándote a la cabeza, le vas a dar tiempo a que apriete el gatillo? No, tenés que salir a pelear». Lejos de ser una patrulla perdida ponemos agenda y planteos a presente y a futuro..

-Habla de la solución colectiva que algo así como esa línea del horizonte a la que nunca se llega y Eduardo Galeano resume en cuanto a valores «que el objetivo del horizonte es hacernos caminar hacia él». ¿Vale la pena entonces?

-Hay que buscarla, no hay otra, es la solución por la que venimos luchando. La dictadura fue terrible, produjo genocidio, la década del 90 fue, en cuanto a ganar la cabeza y la subjetividad de los compañeros, el individualismo, el fin de las ideologías, el fin de la historia y más. La pandemia también fue algo muy duro y no me refiero nada más que a la salud y lo sanitario, hablo del individualismo, se aprovecharon también para romper lazos con el compañero, con la compañera.

-Desmovilizar.

-Desmovilizar. Venimos de esos golpes duros pero por otro lado vemos cómo se organizan los compañeros en los barrios, en los sindicatos, mientras que sabemos que para el poder real, el mejor sindicato es el que no existe. O en el peor de los casos el mejor es el que sea comprable, en todos esos sentidos nosotros mantenemos una conducta como para seguir adelante.

«Tiene que haber un salario básico universal para que se viva con un piso de dignidad y a partir de ahí construir la economía y la política, pero nadie puede dejar de tener un derecho humano fundamental como es vivir dignamente»

-¿Cuál es su mesa chica?

-Mi compañera de hace ya 40 y pico de años. Yo soy hincha de Lanús pero mi mujer es bostera, un detalle futbolístico nada más, pensá que ella estuvo secuestrada conmigo en un campo de concentración.

-¿Hijos?

-Julieta y Fer, y dos nietas hijas de Fer, Camila y Valentina.

-Nietas a las que ya las llevó a La Fortaleza

-Sí, vamos todos los domingos a la cancha cuando juega Lanús, vamos con ellas y con mi hija. Mi hijo es hincha del Granate pero lo ve más por televisión. A a cancha yo iba con mi viejo, Roberto y Fernando, mi otro hermano. Para mí la cancha era y es compartir muchas cosas…

-¿Mantiene esa llama, ese fuego sagrado por el fútbol?

-(Carcajadas) Me tienen que soportar los lunes o el día después que juega Lanús. Y la Copa del Mundo en Qatar, esa Seleeción nos regaló alegrías, fue una emoción terrible.

-Siendo menotista, debo confesarle que nunca pude superar el hecho de la Copa 1978 en dictadura, aunque esa Selección no tenía que ver con los militares. ¿Le pasó lo mismo?

-Fue durísimo. En dictadura yo gritaba los goles de Argentina pero me encerraba, cerraba las ventanas y me quedaba adentro para no salir a festejar. Hay una anécdota de una mamá, que después siguió militando con los hijos desaparecidos, que se encuentra con dos compañeros de sus hijos festejando en la calle y les preguntó qué hacían. «Y bueno, hay que salir a festejar, hay que salir con la gente», les respondieron ella no lo entendía. Quizás había que festejar algo y era un sentimiento del pueblo. Estos dos compañeros están desaparecidos, desde fines del 78. En ese mundial, por futbolero, miraba y no podía abstraerme de que ganara la Argentina, pero después era todo depresión, me encerraba para no ver nada.

-Duele sólo pensar el estar en la piel de ese plantel que llevará esa marca, injustamente.

-Quedaron marcados sí, y uno ve a Videla gritando los goles y todo eso…

-¿Su cable a tierra favorito?

-Te digo dos, uno en la cancha, el fútbol, La Fortaleza, y el otro tomar mate debajo de las plantas de mandarina de casa. El hogar de mis abuelos, donde nació mi mamá y vivió de chica con mis tíos.

-¿El cine?

-Una película histórica Casablanca, y de los films que mejor reflejan la dictadura, sin mostrar un milico, Kamchatka. Es una película que me impactó. Después me gustan las policiales nórdicas.

-¿Qué lo saca de su habitual termostato de tranquilidad, además del fútbol?

-La política, me refiero a la partidaria, ésa es mi pasión y hay momentos que esas cosas me sacan.

-Es visitador médico le habrán mangueado miles de muestras gratis. Si le pido una para mejorar la Argentina, esperando que nos cambie la vida. ¿Qué dice?

-(Sonrisas) Primero medidas para sacar a la gente de la pobreza, que tengan para comer, que verdaderamente vea una salida y hay para hacerlo, nosotros lo que estamos pidiendo en la CTA es muy formal pero tiene que haber un salario básico universal para que se viva con un piso de dignidad y a partir de ahí construir la economía y construir la política, pero nadie puede dejar de tener un derecho humano fundamental como es vivir dignamente, daría un salario universal y que verdaderamente se vea un camino abierto para recuperar la dignidad de este país.

«Es muy difícil plantearle a muchos compañeros y compañeras, rumbo a las elecciones, que se vienen políticas liberales y de ajuste cuando nosotros estamos cuestionando políticas del Ministerio de Economía actual y del Poder Ejecutivo, que van acorde con el FMI»

-¿Suma fija, ni hablar?

-Todo lo que sea para los compañeros, a veces me dicen suma fija, paritaria. ¿Viene la suma fija? Que venga. Pero que haya primero para sostener las paritarias de esos trabajadores formales. Y para eso tenés que disciplinar, como te decía, a los grandes formadores de precios, caso contrario nada de lo que se intente tiene sentido. ¿De qué te sirve una paritaria libre si el tipo que la está firmando te está haciendo una corrida de precios al otro día? ¿De qué te sirve dar un aumento en Potenciar Trabajo si al otro día los mismos tipos te aumentan los alimentos? Tiene que ser una política general. En ese sentido nosotros volvemos a insistir, incluso lo discutimos con los sectores populares por el salario básico universal, tiene que haber un piso de unidad sobre el afán de construir la realidad.

-¿Qué lo desilusionó más, el gobierno de Alberto Fernández o la CGT?

-Con la CGT construimos otra cosa, no le pedimos a nadie que haga lo que tenemos que hacer nosotros. En esta CTA hacemos lo nuestro y no le exigimos a la CGT que pare. Nosotros paramos tratando de organizar, movilizamos y convocamos a movilizar, o sea que son compañeros que están organizados. Consideramos que corresponde representar a todas las clases trabajadoras. Del gobierno de Alberto Fernández creo que la desilusión más grande es haber bajado la cabeza frente a la exigencia del Fondo Monetario Internacional y además no haber denunciado la estafa de Macri con ese organismo. Y se trata de una cuestión de principios porque al haber aceptado eso, nos gobernó el FMI a través del Ministerio de Economía.

-El cierre de la charla se resume en la actualidad, y un tema obligado: la provincia de Jujuy.

-La lucha del pueblo jujeño es un ejemplo de resistencia y valentía. Y esto no sólo tiene que ver con la brutal represión que desató el gobernador Morales, algo que dese hace años no se veía. Te remarco la unidad en acción que lograron diferentes sectores de ese pueblo, una actitud que conmueve. Se resumen y confluyen la pelea por el salario, condiciones de trabajo, dignidad y la lucha de nuestros pueblos originarios. Todo eso se esambló frente a la violencia de los autodenominados liberales desde lo económico y fascistas en cuanto a lo que a política nos remite. Por eso el rechazo a la reforma inconstitucional de Jujuy, porque nada tiene que ver con el espíritu de una Constitución lo que pergeñaron, pretendiendo criminalizar la protesta para encarcelar a los luchadores populares es inadmisible. No es casual tampoco la intención de privatizar las tierras de nuestros pueblos originarios. Saqueo, pérdida de soberanía, arrasar con los recursos naturales a manos de las grandes corporaciones. No es casual, forma parte de un todo. Ante eso, la solidaridad activa de toda la clase trabajadora y nuestro pueblo muestra una vez más la capacidad de acción y unidad de todo el campo popular. Está claro que pretenden que hoy Jujuy sea el laboratorio de lo que consideran desarrollar luego en todo el país. Subestiman no obstante la fortaleza y convicción de quienes no estamos dispuestos a permitir que se concrete la desigualdad de un país solamente para unos pocos. No pasa, no pasó, ni pasará.