La crisis por la que atraviesa la firma Sancor tuvo uno de sus epicentros ayer en la capital santafesina, donde 80 empleados de la planta ubicada sobre calle Pedro Víttori se autoconvocaron para montar un acampe y denunciaron que hace más de un mes y medio que no perciben sus haberes. «En esta planta, trabajamos 80 personas. Hoy sólo producimos 16 productos de los 160 que elaborábamos y desde hace un mes y medio que no estamos cobrando el sueldo. No sabemos por qué el gobierno nacional no respetó el acuerdo que hizo con Sancor y nuestro gremio, donde se contemplaba una ayuda financiera para salir del ahogo», dijo el delegado de Atilra Santa Fe, Cristian Alassia.
El conflicto se reactivó con diversas protestas de gremios y organizaciones sociales en las distintas plantas ubicadas en las provincias de Santa Fe y Córdoba encabezadas por los trabajadores y las fuerzas sociales. En la ciudad de Gálvez se instaló una carpa frente a la planta y se realizaron piquetes en las rutas de acceso a la ciudad.
Según el sombrío pronóstico que trazó ayer Eduardo Pittón, delegado de los trabajadores de Sancor en Gálvez, «la situación se va agravar después de las elecciones», al tiempo que alertó que «si la Nación no ayuda la compañía podría desaparecer».
Hoy los empleados de las plantas de Centeno, y Gálvez se manifestarán al mediodía en la ruta 34, y la autopista Rosario-Santa Fe, respectivamente y planean realizar un corte parcial y una volanteada.
En territorio cordobés las cosas no son mejores. los trabajadores de una de las plantas de Sancor que fabrica quesos, ubicada en la localidad cordobesa de Balnearia, en el noroeste de esa provincia, se autoconvocaron ayer en la puerta de la fábrica para demandar una respuesta a la crítica situación. Según denunciaron, desde el miércoles no están trabajando en esa industria que fabrica exclusivamente quesos duros y semiduros y están demandado «que alguien del gremio o de la empresa se acerque para explicarnos cómo seguimos, si la planta se cierra o no, porque nadie sabe qué hacer», manifestaron con angustia.
En esa planta trabajan unos 120 obreros, quienes —explicaron— tomaron esa decisión luego de que días atrás «en forma inusual» llegaron tres camiones y cargaron toda la mercadería posible. «Ahora nos quedamos acá, no queremos que se lleven todo el queso que está producido», dijeron con alarma.
La crisis de la planta de Balnearia, pueblo de unos 7.000 habitantes, también impacta en su economía. «El consumo está paralizado y hay casi $3,5 millones mensuales menos circulando en el pueblo», dijeron.