Dirigentes gremiales y políticos homenajearon a Saúl Ubaldini y a Raúl Alfonsín. Recordaron dos fechas emblemáticas: la marcha de la CGT por «paz, pan y trabajo» del 30 de marzo de 1982, que exigió el final de la dictadura, y el fallecimiento del primer presidente de la recuperación democrática, ocurrido el 31 de marzo de 2009. Schmid advirtió sobre las «nuevas amenazas» que debe afrontar la democracia que ya lleva 40 años en la Argentina.
El evento realizado en el auditorio de la Uocra, en el centro porteño, reunió a gremialistas junto a miembros del Gabinete más algún representante de la UCR como Federico Storani, quien compartió el estrado con el ministro de Defensa Jorge Taiana; su par de Trabajo, Raquel ‘Kelly’ Kismer de Olmos; el anfitrión Gerardo Martínez (Uocra) y el secretario general de Dragado y Balizamiento, Juan Carlos Schmid.
En los discursos se destacó la importancia de la democracia para condición imprescindible para la construcción de una sociedad más igualitaria aunque sin eludir las limitaciones y encrucijadas que atravesó la Argentina en 40 años de continuidad democrática; todos coincidieron en el reconocimiento a Alfonsín, a Ubaldini y al rol del movimiento obrero para vencer «al Partido Militar y mandarlo de vuelta a sus cuarteles».
Taiana, por caso, aseguró que en la Argentina existe «un pacto democrático» que la sociedad adoptó al finalizar la dictadura por el cual «los argentinos no queremos más enfrentamientos violentos entre nosotros», mientras que al reflexionar sobre la democracia advirtió que esta no puede ser plena si «no hay participación política sustentada en la participación de las mayorías».
«La democracia es la condición necesaria para el bienestar de las mayorías y de los trabajadores y requiere de mucha participación en la esfera de lo político pero de mucha participación también de los actores sociales, y entre esos actores sociales quiero destacar la importancia de la participación del movimiento obrero organizado», resaltó el ministro de Defensa.
Taiana recordó a un dirigente histórico del gremio de Camioneros, Ricardo Pérez, otro protagonista de la marcha del 30 de marzo del ’82, que «enseñaba a tener una conducta nacional y de defensa de los derechos» y finalmente analizó la victoria de Alfonsín.
«Triunfó porque cuestionó el militarismo, porque planteó un tema fuerte que eran los derechos humanos y porque comprendió la importancia de la recuperación de la democracia para todos los argentinos», destacó.
En tanto, ‘Kelly’ Olmos incluyó la movilización contra la dictadura de 1982 y la recuperación de la democracia como dos capítulos de una serie de «epopeyas» vividas por su generación pero al mismo tiempo advirtió que la dictadura que entregó el poder el 10 de diciembre de 1983 «logró parte de su cometido, al imponer la especulación financiera en el aspecto económico».
«Esa especulación financiera, periódicamente, pone en jaque las bases de la democracia social a la que nosotros aspiramos en una situación que podríamos denominar de empate estratégico, lo que nos lleva pendularmente a un proceso neoliberal que destruye las fuentes de trabajo, que empobrece y hace crecer el trabajo informal sin derechos», describió la ministra de Trabajo.
Por su parte, Schmid, uno de los ideólogos del homenaje, advirtió sobre las «nuevas amenazas» que debe afrontar la democracia que ya lleva 40 años en la Argentina y desde ese marco profundizó sobre el proceso continuo de «judicialización» de la política que, alertó, «termina amenazando el equilibrio de los poderes».
Sobre ese eje, Schmid agregó que otro de los riesgos graves que se cierne sobre la democracia es el retorno desde «hace tiempo» de la «violencia política» en la región, y entonces recordó que en la Argentina «tuvimos el atentado contra la Vicepresidenta y, a mi juicio, eso ha pasado como si fuera un hecho más», puntualizó.
A su turno, Martínez, el titular de la Uocra y secretario de Relaciones Internacionales de la CGT, dedicó un tramo de su discurso a valorar «el papel protagónico, valiente, de liderazgo, del presidente Alfonsín» en los primeros años de la democracia, aunque no dejó de mencionar «las diferencias que pudimos haber tenido» desde el sindicalismo peronista.
La referencia a Alfonsín fue retomada por un dirigente que lo acompañó antes y después de su asunción como presidente: el fundador de la Junta Coordinadora Federico Storani, electo diputado nacional en 1983, quien se definió como un «militante de la causa de la unión nacional» que no oculta su identidad radical pero nunca se sintió «anti-nada y mucho menos antiperonista», aclaró.
Para recordar el tiempo previo a la recuperación democrática, Storani revivió una escena de 1979, cuando la selección juvenil de Argentina se consagraría campeón en Japón con Diego Maradona, y él había asistido a la audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en la Avenida de Mayo, «porque ahí quedaba la oficina, y durante la reunión pasaba por ahí una ‘hinchada’ bastante regimentada que gritaba ‘los argentinos somos derechos humanos’ cuando nosotros íbamos a hacer las denuncias», reconstruyó.
Entre los participantes del homenaje estuvieron los sindicalistas Hugo Moyano (Camioneros), Juan Pablo Brey (Aeronavegantes), Andrés Rodríguez (Upcn), Rodolfo Daer (Alimentación), Roberto Coria (Guincheros), Pablo Palacios (recibidores de granos), Hugo «Cachorro» Godoy (ATE Nacional) y Noé Ruiz (Modelos); también asistió el secretario de Industria y Desarrollo Productivo José Ignacio De Mendiguren.