La industria textil acumula una baja del 6,9% en lo que va del año, tras haber retrocedido en los últimos dos años, según un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda.
La capacidad instalada de la industria se encuentra en los niveles más bajos desde la crisis de 2001. En los primeros 5 meses de 2018 alcanza el 60%, 13 puntos por debajo de 2015.
«El sector fue uno de los pocos que presenta un retroceso productivo tanto en 2016 (-4,3%), como en 2017 (-6,7%) y en los primeros meses del corriente año (-6,9%)», detallaron.
De acuerdo al trabajo, «el desempeño del sector en estos años no hace más que potenciar el desbalance de dólares de nuestra economía. Ocurre que mientras las exportaciones subieron un 3,5% en el último bienio, las compras desde el exterior aumentaron 10,5% agregado».
En los últimos meses, asimismo, «esta tendencia de desequilibrio externo sectorial parece potenciarse. En los primeros cinco meses, las importaciones fueron un 34,7% mayor a las de igual período de 2015. Se destacaron en particular los aumentos en prendas terminadas (+166,8%) y en confecciones (+88,6%)».
En cuanto a la comercialización, añadieron, «la situación no se muestra más auspiciosa. En el canal minorista, se registra una merma acumulada del 23%, con bajas tanto en 2016, como en 2017 y 2018».
El Observatorio indicó que «todo esto influye en que los márgenes empresarios sean cada vez menores. Mientras el IPC general aumentó 63,2% en los últimos dos años, los precios de venta de la industria textil aumentaron 20 puntos porcentuales menos, en igual período».
Detallaron que «con todo, la destrucción de puestos de trabajo en la industria textil en 2017 fue la mayor desde la crisis de inicio de siglo».
El retroceso de la industria textil se observa a lo largo de toda la cadena: la producción de algodón retrocedió a los niveles de 2004, los hilados y las fibras sintéticas registraron caídas de 11,1% y 10,9%, respectivamente, comparado con 2015, y los productos textiles y la confección bajas del 15,8% y 16,7% considerando el mismo período. Como consecuencia la elaboración de productos textiles en los últimos dos años redujo su participación en el total del valor generado industrial en 0,8 puntos porcentuales, dijeron.
Según la Undav, «las causas son conocidas, este sector tiene una estrecha relación con el mercado interno ya que la producción nacional de productos textiles se destina principalmente al consumo local, y este mercado se encuentra deprimido por la caída del salario real».
Mencionaron que «en los últimos dos años las ventas se contrajeron 8,6% en comercios minoristas y 22% en shoppings. El efecto de la reducción del poder adquisitivo también se observa en el corrimiento de las ventas a los supermercados, donde se venden productos importados de menor calidad, pero a precios más bajos».
Por otra parte, la mayor presencia de productos extranjeros que no cede por la apertura comercial y el «puerta a puerta» desplaza la producción local afectando a toda la cadena.
Durante 2016 y 2017, se afirmó en el informe que «las importaciones de productos finales (prendas y confecciones) acumularon una suba del 64,4% respecto a los niveles de 2015, mientras las exportaciones de estos productos muestran caídas de entre 30 y 50% respecto a lo que se vendía al extranjero dos años atrás».
El resultado del comercio exterior muestra una primarización de la canasta exportadora y un proceso de des-sustitución de importaciones que agrava la restricción externa.
Desde la perspectiva del gobierno, la apertura del comercio exterior busca solucionar los problemas de eficiencia y competitividad del sector. Para el Observatorio, «la falta de competitividad, sin embargo, se debe al contexto en el cual se asienta esta industria, con altos costos impositivos, tasas de interés elevadas, suba de costos por aumento de tarifas, devaluación y elevados alquileres».
Con todo, la industria textil local se encuentra en la actualidad con un elevado nivel de desuso de sus instalaciones. «En 2017 su capacidad instalada fue de 61%, el menor nivel registrado desde de 2002. En el mes de abril del corriente año no solo continuo con esta marca, sino que mostró el menor nivel de utilización de todas las industrias relevadas», se destaca en el estudio.
De acuerdo a la Undav, «las consecuencias de la crisis del sector textil se reflejan en el nivel de empleo. En total 10.693 empleos registrados ya se perdieron en el sector textil en dos años: 3.600 en hilados y tejidos, 1.300 en confecciones y 5.400 en indumentaria producto de la apertura de importaciones, el aumento del precio de la energía y el retiro del estado en políticas de apoyo a la actividad productiva».