Así como la cúpula de la CGT que lidera Antonio Caló no es un núcleo homogéneo que actúa de manera mancomunada en cuanto a su construcción sindical, tampoco lo es de cara a la elección de su candidato en las próximas elecciones presidenciales. A medida que corren los meses los distintos referentes comienzan a definir sus apoyos y se evidencian las discrepancias.
El primer peso pesado de la central en jugar sus fichas fue el propio Antonio Caló. Aunque el secretario general matalúrgico todavía no rubricó con una foto su apoyo explícito a Daniel Scioli, todos en la CGT saben que el gobernador bonaerense es el elegido por Caló y que será quien cuente con su simpatía. Parece una maniobra no muy audaz ya que todos consideran a Daniel Osvaldo como el caballo del comisario, pero es una jugada que coincide con la personalidad mesurada y dialoguista de Caló.
Bastante más osada es la jugada de Omar Viviani. Es que el líder de peones de taxis hace unas semanas oficializó su apoyo a la pre candidatura presidencial del gobernador de Entre Ríos Sergio uribarri. Aunque las chances del entrerriano parecen ser menores, Viviani entusiasmó a un grupo importante del Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA) que hace unos días lo recibió y prometió el acompañamiento para la campaña que se aproxima. Buscan afianzar lazos con el kirchnerismo más duro porque entienden que va a tener un rol importante en lo que viene.
El otro de los pre candidatos presidenciales vinculados al oficialismo que consiguió un sostén sindical es el actual ministro del interior y transporte Florencio Randazzo. Su gestión al frente del sistema ferroviario logró armar fuertes vínculos con la Unión Ferroviaria que conduce Sergio Sassia, quienes suelen acompañarlo en cada acto público. Los lazos entre ambos se estrecharon y el gremio ya blanqueó su apoyo en la aventura electoral que el ministro piensa lanzar en caso de vislumbrar una buena recepción entre la ciudadanía el año próximo.
Pero aunque la CGT tiene una postura oficialista, también hay dirigentes que empiezan a sacar los pies del plato mirando el 2015. Los que explicitaron su distanciamiento político, aunque no sindical, el año pasado fueron Héctor Daer (Sanidad) y Alberto Roberti (Petroleros). Ambos optaron por sumarse al armado del Frente Renovador y mostraron un camino sinuoso a seguir tratando de hacer equilibrio entre el oficialismo sindical y la oposición política.
El que se sumó a ese doble juego en los últimos días fue el líder de los colectiveros Roberto Fernandez. El secretario general de la UTA blanqueó que su gremio apoyará la pre candidatura presidencial del tigrense Sergio Massa por lo que dará un salto a la oposición en materia político-partidaria.
También algunos temen que este sea el primer paso para que tanto el colectivero Fernandez como el jefe de los conductores de trenes de La Fraternidad, Omar Maturano, decidan cruzar el cerco y sumarse abiertamente a la oposición sindical que aglutina Moyano. Su participación en el paro del pasado 10 de abil y su dialogo permanente con Azopardo son las señales más claras que envían los dos mandatarios de gremios clave en materia de transporte.
Aunque la diversidad en materia de apoyos podría ser una señal de alerta para el futuro cercano de la CGT Caló, fuentes cercanas a la cúpula dirigencial indican que si bien no es una táctica que se haya hablado abiertamente, todos comparten que es mejor estar cerca de todos los pre candidatos presidenciales. Esta dispersión logra que mantengan puentes abiertos ante cualquier posible escenario futuro.
Tener cerca a los amigos y más cerca aún a los enemigos sigue siendo parte de la filosofía sindical que teje alianzas para tener trascendencia ante los posibles nuevos liderazgos a surgir dentro del peronismo.