Las centrales obreras opositoras realizarán hoy su tercer paro general contra el Gobierno de Cristina Kirchner. En la conferencia de prensa de ayer, el secretario general de la CGT Azopardo, Hugo Moyano, aseguró que la medida de fuerza «tendrá mucha adhesión», pese a advertir que el Gobierno «está operando con todo con una presión tremenda sobre algunos gremios» para tratar de restar el impacto de la huelga.
El paro se hará sentir especialmente en el sector del transporte público, que complicará a los trabajadores que deseen concurrir a sus lugares de empleo, ya que no habrá trenes por la adhesión de los maquinistas de La Fraternidad, ni los Señaleros y delegados del Sarmiento que responden al dirigente Rubén «el Pollo» Sobrero.
En el caso de los colectivos, funcionaría en principio un servicio reducido, parecido al de domingos y feriados, debido a que la UTA no se plegó, pero el propio secretario general del gremio, Roberto Fernández, no garantizó que este cronograma se pueda cumplir y advirtió que si las formaciones reciben ataques los coches no circularán.
Por su parte, en la Capital Federal funcionarían la mayoría de las líneas, excepto el Premetro y la Línea B, cuyo delegado Claudio Dellacarbonara adhiere al paro, pero tampoco esto está garantizado debido a que un sector de las bases de los «metrodelegados», la Agrupación Trabajadores de Metrovías (ATM), pretende sumarse a la huelga de las centrales opositoras.
Moyano sumó tensión a la previa de la jornada de protesta al señalar que si hay incidentes la responsabilidad será de Gobierno. Los reclamos que motivaron el nuevo paro nacional, el tercero contra la gestión de Cristina Kirchner, incluyen la actualización del Impuesto a las Ganancias, reapertura de paritarias y aumento de emergencia para jubilados, entre otros puntos.
Sabiendo del revés que les provocó la no adhesión de la UTA, ayer los jefes de la CGT tuvieron una postura pasiva en torno a los piquetes que lanzará la izquierda desde las primeras horas de hoy. A diferencia de la rotunda condena que expresaron el 10 de abril, ayer primó un tono tolerante entre los cegetistas, ya que los necesitan para aumentar el impacto de la medida de fuerza.
Por su parte la izquierda que pretende un paro activo con una ola de piquetes en los accesos a Capital Federal y los grandes centros urbanos. Con la idea de diferenciarse, llevarán sus propias banderas y sus reclamos. La intención en muy clara: disputarle, al menos mediáticamente, el protagonismo a los cegetistas.
Desde las centrales oficialistas las posturas para condenar la medida de fuerza se multiplicaron. Aunque muchos dirigentes sostuvieron que comparten gran parte de los reclamos, condenaron la actitud por ser desestabilizadora o por minar la institucionalidad.
Desde el gremialismo oficialista coincidieron en sostener que el paro de hoy será un fuerte impulso para la derecha y que servirá para darle mayores argumentos a los fondos buitres, en un momento en el que el país necesita mostrar unidad y fortaleza.