Shell Argentina, una de las petroleras más importantes del mundo, se vio obligada a reinstalar a la empleada Analía Portillo en su puesto de trabajo luego de que el Juzgado del Trabajo Nº 16 intimara al presidente del directorio de la empresa anglo-holandesa, Juan José Aranguren, para que “dentro de las 24 horas haga efectiva la medida cautelar que ordena la reinstalación en su puesto de trabajo” de la empleada, bajo apercibimiento de que se le inicie una causa penal ante “la posible comisión del delito de desobediencia previsto en el artículo 239 del Código Penal”.
Myriam Bregman, abogada de Portillo junto a Matías Aufieri y Gabriela Campos, todos del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH), afirmó: “Estamos muy contentos, se trata de un hecho histórico porque esta empresa multinacional que gana más de dieciséis mil millones de pesos al año solo en el país, tuvo que retroceder y reincorporar a Analía, quien fue víctima de discriminación y persecución sindical, junto a sus compañeros Fernando Luna, Gustavo Michel y el resto de los despedidos”.
La abogada agregó: “Ahora seguimos la pelea por la reincorporación de Fernando Luna y Gustavo Michel, quienes también cuentan con fallos que obligan a Shell a reinstalarlos en su puesto de trabajo, que la empresa sigue sin cumplir. Si no los reincorporan, Aranguren y la empresa Shell seguirán en la ilegalidad”.
Fernando Luna, otro de los despedidos, sostuvo: “Este es un importante revés no solo para la empresa, sino también para Alberto Roberti, el secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Avellaneda y diputado nacional del Frente Renovador de Sergio Massa. Roberti no solo avaló, sino que fue uno de los impulsores de estos despidos considerados como discriminación sindical por la Justicia, ya que en su gran mayoría somos trabajadores que habíamos organizado una lista de delegados independientes de la conducción de Roberti”.
Michel sostuvo: “Denunciamos también que semanas atrás el sindicato convocó a elecciones para el próximo 2 de octubre, sin que haya posibilidad de que se presente la oposición, y sin los despedidos dentro de la planta. Una muestra más de la forma ilegítima, burocrática e impune con la que se maneja el sindicato”.