Los trabajadores del último molino de la Ciudad ocupan la planta en defensa de sus puestos de trabajo hace más de 4 meses. Son 30 familias que quedaron en la calle a causa del fraude empresarial cuando a fines de octubre el Molino cerró intempestivamente y sus dueños desaparecieron sin previas explicaciones.
Los 30 trabajadores desde entonces ocupan la fábrica para proteger sus fuentes de trabajo con el apoyo del gremio de molineros (UOMA). Consideran que lo que les ocurrió no es ni más ni menos que un fraude laboral.
En una primera instancia exigieron que se les pague lo que les corresponde por ley en la situaciones de despidos. Sin embargo, y ante la falta de respuestas, ahora buscan conformar una cooperativa y poner el molino en funcionamiento nuevamente.
La empresa radicada hace más de 100 años en el barrio porteño de Parque Patricios, tiene su capacidad productiva a tope, las maquinarias necesarias e incluso insumos para producir. Es que al momento de su cierre estaba trabajando normalmente y nada hacía prever lo que sucedió.
Para recaudar fondos y seguir visibilizando su situación este sábado realizarán un festival en la planta. Bajo el lema «Por una cooperativa de los trabajadores», los empleados recibirán a quienes se acerquen a colaborar. El evento comenzará a las 19 horas y marcará un nuevo paso en el camino hacia la autogestión.