La continuidad del paro fue confirmada por los representantes de base al término de un encuentro al que habían sido especialmente convocados por el Ministerio de Trabajo en la tarde de ayer.
Los choferes de la línea 60, que ingresaron hoy en la quinta jornada de huelga, se movilizaron ayer con sus unidades hacia la sala donde son velados los restos de David Ramallo, el electricista fallecido el viernes al ser aplastado por una unidad que estaba reparando sobre un elevador hidráulico.
Los trabajadores y delegados de la línea 60 continuarán aplicando el paro general, que comenzó el viernes último luego de la muerte de Ramallo, y ratificaron el estado de «asamblea permanente».
La huelga fue confirmada esta tarde por el delegado Néstor Marcolín, quien responsabilizó por la situación a Trabajo, la empresa, el gobierno porteño y la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT), ante la cual los representantes de base denunciaron en marzo último «la ausencia total de seguridad en las nuevas instalaciones del barrio de Constitución», puntualizó.
«No están dadas las condiciones materiales para reanudar el transporte de pasajeros desde Constitución hacia la zona norte», señaló Marcolín, quien reseñó que el empleado fallecido realizaba tareas de mantenimiento eléctrico en las unidades de transporte y fue aplastado por un colectivo al sufrir fallas un elevador.
El obrero, de 35 años, sufrió graves heridas y fue trasladado de urgencia al Hospital Penna, donde murió casi de inmediato.
Iván Iza, otro de los delegados, comparó esta mañana «de forma proporcional la muerte de Ramallo con la tragedia ferroviaria de Once» y a «los dueños de Dota (línea 60) con los Cirigliano, concesionarios del tren Sarmiento y ex propietarios de la 60».
La protesta afecta a alrededor de 250.000 pasajeros, que utilizan a diario los servicios de alguno de los siete ramales que conectan a la ciudad de Buenos Aires con localidades del norte bonaerense.