Volkswagen, el mayor grupo automotor de Europa, invertiría unos 3.600 millones de euros (4.850 millones de dólares) en Brasil hasta el 2018 para reactivar sus debilitadas ventas en ese país. Esta caída precisamente explica en buena medida las suspensiones en las plantas de nuestro país. Como las que la compañía alemana tomó en Pacheco y Córdoba, con más de mil suspensiones rotativas.
El secretario de Prensa de SMATA de Córdoba, Leonardo Almada, ratificó en conversaciones con InfoGremiales este doble estándar de las mismas firmas expresando “cierto reparo de algunos empresarios locales”. Almada sostiene que el empresariado brasileño es más propenso a acuerdos con el gobierno para inversiones de mediano y largo plazo. Como ejemplo menciona la baja del gobierno de Lula al Impuesto sobre Productos Industrializados (IPI) que recientemente el gobierno de Dilma Rousseff extendió hasta fines de 2014. Se trata de una exención impositiva para los fabricantes que les permite mantener los puestos de trabajo sin aumentar los precios.
Las automotrices están apostando por Brasil a pesar del enfriamiento económico que atraviesa el país, pero que no llega a ser recesión. Por ejemplo, la marca Audi de Volkswagen invertirá 150 millones de euros para iniciar la producción en el 2015. Por su parte, su rival en el segmento de autos de lujo, BMW, invertirá 200 millones de euros en una planta en Santa Catarina para comenzar a producir a fines del 2014.
En nuestro país, mientras tanto, las mismas empresas trazan una ecuación más conservadora entre el declive económico y el incentivo del gobierno con el PROCREAUTO, que consiste en créditos con devoluciones de hasta 60 meses.