El líder de los petroleros patagónicos, Guillermo Pereyra, es un peso pesado en el sindicalismo de la provincia de Neuquén, pero también en la política regional. Senador Nacional luego de haberse impuesto en los últimos comicios como candidato del movimiento Popular Neuquino (MPN), para 2015, Pereyra, optó por acompañar la candidatura del ex gobernador Jorge Sobisch y eso generó gran impacto.
Es que el aporte del gremialista, mano derecha de Hugo Moyano y números dos de la CGT Azopardo, es clave para poder conseguir los fondos y la estructura necesaria de cara a unos comicios, su campaña, su sostenimiento y su fiscalización.
Determinante en la interna del MPN, Pereyra apostó fuerte a consolidar su influencia, pero se cortó solo en lo gremial. Es que sus socios gremiales de la CTA vieron con muy malos ojos que haya optado por el ex gobernador apuntado como responsable del asesinato del docente Carlos Fuentealba en una manifestación de los maestros de esa provincia.
Aunque los gremios de la CTA dicen que no van a ir a votar contra Sobisch abiertamente en las internas del MPN para facturarle su pasado, por lo bajo se sabe que van a hacer lo posible para que el ex gobernador no vuelva al poder.
Así como los gremialistas de la CTA sostuvieron que no van a llamar a votar contra Sobisch, todos indican que creen que será la voluntad individual de sus afiliados tomar esa decisión.
“Para nosotros, Jorge Sobisch y Jorge Sapag son las dos caras de un mismo modelo. Por supuesto que nadie olvidará nunca que durante el sobischismo asesinaron a Carlos Fuentealba. De todos modos, nosotros no vamos a realizar una convocatoria a participar en la interna del MPN, siempre criticamos eso”. Así definió la postura orgánica del gremio docente, ATEN, su secretario general, Daniel Huth, al ser consultado por LM Neuquén.
El diferendo que separa al moyanismo y a la CTA Autónoma se produce en el momento en que Pablo Micheli convoca a Moyano a sumarse a su paro y movilización del 20 de noviembre.
Las elecciones 2015 ya comienzan a tallar fuertemente en el mundo sindical y se convierte en un factor más para unir o dispersar fuerzas. Sobisch va a ser un plato difícil de digerir para el michelismo y sus históricas posturas.