Tejedurías Naiberger es una fábrica de lencería que cuenta con 122 trabajadores. A pesar de facturar con ganancias durante el mes de abril, a principios de mayo anunció a los trabajadores que se disponía a frenar la producción. Tras audiencias fallidas, ahora los empleados cumplen turno y retienen tareas mientras esperan la decisión de la Justicia para evaluar cómo seguir.
Luis Bellido, secretario gremial del Sindicato de Obreros de la Industria del Vestido y Afines de la República Argentina (SOIVA) relató la situación que viven los empleados textiles en la fábrica de lencería ubicada en el barrio porteño de Villa del Parque.
«A partir del 5 de mayo los trabajadores se encontraron con una nota de los directivos de Tejedurías Naiberger, avisando que hacían cese de actividades. Desde ese momento intervenimos tres gremios, la Unión de Cortadores UCI, SETIA y SOIVA. Pedimos intervención urgente al Ministerio de Trabajo, tuvimos tres audiencias. Lamentablemente no pudimos lograr resultados que esperaba la gente y nosotros. Estamos a la espera de una decisión de la jueza porque en medio de las audiencias ellos presentaron su propia quiebra.», explicó en diálogo con Radio Gráfica.
En la mencionada planta se dedican a la fabricación de lencería Perlea, una marca que este año cumpliría 90 años en el mercado, y Perfect Body. Dos nombres reconocidos en el país.
La empresa se presentó a tres audiencias de las cuatro a las que fue convocada por Trabajo en las que solicitaron despedir entre 40 y 60 trabajadores sin ninguna indemnización. «Obvio que fue rechazado y repudiado por todos. Desde ahí en más no se pudo avanzar. El Ministerio propuso darles un Repro de 9 mil pesos pero la empresa lo rechazó porque pretendía más.», aseguró Bellido.
Respecto a la posibilidad de que la empresa efectivamente presente la quiebra, el dirigente del SOIVA afirmó que «Ni los delegados ni los trabajadores quieren una cooperativa. Los trabajadores tienen entre 10 y 37 años de antigüedad en la empresa y lo que quieren es una continuidad.»
Los sindicatos esperan el fallo de la jueza y el síndico que determine si se trata o no de un pedido de quiebra fraudulento. Mientras tanto, cumplen los turnos y retienen tareas para evitar el vaciamiento.
«Por una razón que no sabemos cuál es, la empresa facturó 18 millones en abril. O sea que a pesar de la situación que estamos viviendo, es una empresa que trabajó muy bien. Quieren sacar trabajadores y quieren que el Ministerio y los sindicatos avalemos eso. Estamos unidos en la pelea.», concluyó.