La agencia de noticias Télam se encuentra de paro por tiempo indeterminado a raíz del despido de dos periodistas, ordenado ayer por el Directorio de la empresa bajo la excusa del “erróneo” contenido de un cable. El Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa) rechazó las cesantías y anunció medidas de fuerza para revertir la decisión.
«Las trabajadoras y los trabajadores de Télam se han declarado de paro por tiempo indeterminado y convocan a una Asamblea General» para definir los pasos a seguir.
La medida de fuerza fue ratificada luego que el Sipreba, junto con todas las representaciones sindicales existentes en la empresa (SITRAPREN Y APBA), asistiera a una reunión con el presidente de la empresa, Rodolfo Pousá, y otras autoridades del Directorio, en la que las tres representaciones reclamaron que se revirtieran los despidos como paso previo a iniciar una mesa de diálogo.
La empresa no dio ninguna respuesta en el momento y se comprometió a dar una después de consultar con el ministro Hernán Lombardi.
En tal sentido, la Comisión Gremial Interna marcó en un comunicado difundido al respecto que:
Los despidos de los compañeros Angel Jozami y Fernanda Arce se produjeron, según la empresa, a raíz de un cable con supuesta información errónea publicado el 13/5/2018.
La responsabilidad de todos los materiales que emite la agencia por su servicio periodístico es, siempre y como en cualquier medio, de las máximas autoridades del sector, el personal jerárquico elegido por el actual Directorio de Télam. No fue, en este caso, ninguno de los trabajadores despedidos.
El sistema operativo del servicio periodístico está preparado para la corrección de materiales. Por alguna razón se decidió (la empresa decidió) que el cable en que se basa el despido no fuera corregido; sino que se propuso montar el disfraz de un error para promover un conflicto. Más aún, el cable no fue tampoco eliminado. No pocas veces, cuando a las autoridades periodísticas les parecía conveniente, se eliminaron cables del sistema. En este caso, el texto sigue en la cablera desde el domingo 13.
El redactor y la editora despedidos habían dado ya sus explicaciones a las autoridades de la redacción. Después de eso, se dio por “superado” el episodio. Nunca se los apercibió, ni se les abrió un sumario, ni se los intentó suspender. Nunca se adoptó con ellos ninguna medida intermedia que sancionara su presunta responsabilidad.
La agencia señaló que los dos despedidos “pusieron en duda un capital importantísimo de cualquier medio periodístico, como es la confiabilidad de su información y la credibilidad ante sus abonados y sus lectores”. No es el principio que rige otros materiales sin contexto, sin las célebres dos versiones, recortados groseramente o burdamente inclinados.
Tampoco ayuda a la “credibilidad” ante abonados los sucesivos recortes en funciones, cierres de suplementos y sectores, bajas de coberturas (no se viaja a elecciones ni en países vecinos y seremos, seguramente, el único medio con un solo redactor y un solo fotógrafo en Rusia 2018) y cancelación de viajes dentro del país, aún aquellos a los que la agencia es invitada.