Sebastián «Dandy» Neuspiller ya asumió al frente de la Superintendencia de Servicios de Salud, organismo descentralizado actuante en la órbita de la Secretaría de Gobierno de Salud del Ministerio de Salud y Desarrollo Social, que en la práctica maneja una caja multimillonaria que financia buena parte de los tratamientos de alta complejidad de las obras sociales sindicales.
Su arribo al lugar que ocupaba el hombre cercano a Jorge Triaca, Sandro Taricco, no fue promovido por ningún sector gremial. Es más, todos desconfían del ex jugador de Fenix. Hasta el momento, dado el rol que debía cumplir el superintendente, siempre se contaba con algún tipo de venia sindical para el cargo.
Neuspiller, oriundo de Pilar y ex candidato por Cambiemos en ese municipio de la Primera Sección Electoral, tuvo un paso previo por la Coordinación Operativa del organismo durante la gestión anterior. Son muchos los que señalan que llegó allí luego de que María Eugenia Vidal, quien naturalmente debía cobijarlo en la Provincia, desistiera de sumarlo a su equipo de trabajo por la inexperiencia del ginecólogo en temas de administración pública.
El ex goleador del fútbol de ascenso tuvo un logro para mostrar y dinamitar el piso de Taricco, ya sin paraguas con la caída de Triaca: promovió la centralización de las compras del Factor 8. Se trata de un medicamento para tratar la hemofilia que antes era adquirido por las obras sociales y luego reintegrado por la Superintendencia.
Con ese logro bajo el brazo, que vendió como un ahorro millonario a las arcas públicas, el propio Mauricio Macri no dudó en ponerlo al frente del organismo que se encarga de financiar buena parte de las obras sociales sindicales. No es menor el cargo. «Las obras sociales nacionales y provinciales y el PAMI cubren casi al 60% de la población”, explicó Daniel Maceira, investigador del Conicet y del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES) en declaraciones a Chequeado.
Por eso la situación empezó a complejizarse. Es que detrás del presupuesto de que en las compras están los negocios, el «Dandy» avanza en su plan de centralizar las adquisiciones y que menos dinero pase por las obras sociales. Pero la cosa no es tan simple. Por ejemplo en lo que tiene que ver con integración, los fondos que financian los tratamientos por discapacidad, la Superintendencia duplicó sus gastos. En unos meses pasó de destinar 700 millones de pesos mensuales, a destinar unos 1700 millones mensuales. Esa diferencia de 12 mil millones de pesos anuales se explica, en gran medida, por problemas de gestión y de control.
Mientras los cerebros de las obras sociales sindicales, que atienden 6 de cada 10 personas en el sistema de salud nacional, temen que el hijo del fundador de Fecunditas avance con más modificaciones el año próximo, hay una gran incertidumbre sobre el equipo de trabajo. Todavía no se nombraron los principales laderos y asesores y tampoco hay certezas sobre qué ocurrirá con históricos gerentes del organismo que responden a distintos popes gremiales. Conocido es que Armando Cavalieri o Hugo Moyano, por nombrar sólo alguno, tienen gente de confianza en la administración y temen que los vuelen.
«El 50 % de la salud de este país tiene un sistema de salud solidario y hoy está manejado por alguien que no sabe sobre el tema», le dijo un conocedor del ámbito a InfoGremiales que puso en palabras los miedos de muchos.