La Central de Trabajadores Argentinos se dispone a enfrentar su primer proceso electoral luego de la fractura que sufriera en 2010 cuando no pudo saldar la disputa entre el estatal Pablo Micheli y el docente Hugo Yasky. Tras cuatros de años de liderazgo de Pablo Micheli, la CTA disidente tiene todo listo para renovar sus autoridades.
Según lo decidido por el Congreso de la central los comicios se realizarán el próximo 29 de mayo y conincidirán con el 45 aniversario del “Cordobazo”, evento histórico sindical reiteradamente recordado por los ceteístas. Ese día estarán habilitados para votar 1.089.000 afiliados y podrán hacerlo en las más de 4.600 mesas dispuestas a lo largo del país.
Para la conducción nacional de la CTA disidente se presentaron 3 listas: La lista N° 3 del Partido Obrero, cuya candidata a secretaria general es María Elena Molina; la lista N° 5, del Nuevo Mas que lleva como candidato principal a Luis Alberto Donadío; y la lista N° 1 Germán Abdala, que buscará la reelección de Pablo Micheli.
Todo indica que Pablo Micheli, luego de encausar sus fuerzas tras los rumores de ruptura con Víctor De Gennaro, será quien se imponga en los comicios y tendrá su segundo mandato como secretario general. Esta hipótesis se basa en la capacidad del michelismo de organizar listas en cada una de las provincias y regionales, más la potencia de la estructura de la central que le responde.
Acompañarán a Micheli, Ricardo Peidro y José Rigane como secretarios Adjuntos. Ricardo Peidro es actualmente secretario general adjunto de la central y secretario general de la Asociación Agentes de Propaganda Médica de la República Argentina. Por su parte José Rigane también es actual adjunto de la central y es el secretario general de la Federación de Trabajadores de la Energía de la República Argentina.
La oposición, en tanto, presentará dos opciones por izquierda. Luego de que el Partido Obrero no pudiera concretar su sueño de encabezar una lista de unidad del clasismo, presentó su nómina en soledad. Sin el apoyo de sus socios del FIT, el PO consiguió listas a nivel nacional, más listas en 17 provincias y 50 regionales.
Por su parte el Nuevo MAS decidió formalizar su lista como alternativa de izquierda, ya que considera que el PO no es la mejor opción del clasismo. El Nuevo MAS sólo llegó a armar una nómina a nivel nacional y en unos poco distritos. La presentación tiene más de testimonial que de opción de poder real.
Los socios del FIT que quedaron fuera de las candidaturas llamaron al abstencionismo. Tanto el PTS como Izquierda Socialista acusaron al PO de abandonar las premisas que los llevaron a armar un frente electoral y decidieron quitarle el apoyo en la contienda electoral que viene.
Las discrepancias entre la izquierda la alejan del viejo sueño del clasismo de conseguir la conducción de una central de trabajadores y le abren, aún más, el camino para una segura victoria del michelismo del 29 de mayo.