El anuncio de cierre de un frigorífico en Córdoba de la multinacional chilena Cencosud marcó un nuevo mojón en una disputa que parece marcar esta etapa de la conflictividad sindical. Las multinacionales parecen ser las primeras en aplicar recortes ,y de manera brutal, para apaciguar una posible caída en su rentabilidad.
El Grupo Cencosud maneja las cadenas de supermercados Jumbo, Disco y Vea entre otras empresas y su facturación anual asciende a los 16.000 millones de dólares. El cierre del frigorífico fue decidido por el grupo para no realizar las inversiones necesarias que le permitieran cumplir con los requisitos exigidos por el SENASA.
El Secretario General de la Federación de la Carne, Alberto Fantini, sostuvo que “Para los trabajadores la acción de Cencosud es el ejemplo más salvaje de la especulación empresaria ya que evitó en todos estos años realizar las inversiones y acogerse a la legislación vigente para maximizar sus ganancias”.
Se espera que en las próximas horas los trabajadores del frigorífico, junto con el gremio, realicen las denuncias en la cartera laboral y tomen medidas como bloqueos y hasta la toma de la planta. Harán hasta el último intento por evitar la pérdida de unos 200 puestos de trabajo.
La reacción de Cencosud no sorprende. Días atrás otra multinacional, en este caso de origen brasilero tomó una decisión similar. QuickFood/BRF anunció el cierre de la fábrica de Paty que posee en Martinez. Por ello despedirán a todo el personal y mudarán la producción a Santa Fe. Todo sea para abaratar costos.
La respuesta de los obreros no se hizo esperar. Primero hubo una toma de la planta para garantizar los puestos de trabajo, pero luego de una orden judicial optaron por abandonar las instalaciones y mantener los bloqueos en las puertas.
En los últimos meses dos situaciones similares irrumpieron en la opinión pública con características similares.
Los trabajadores de la multinacional inglesa Calsa estuvieron dos meses en conflicto con bloqueos en la puerta de la empresa denunciando más de 60 despidos. Aunque la empresa no pasaba por una situación de crisis económica que motivara la decisión, había cesanteado con el fin de disciplinar a quienes comenzaban a organizarse gremialmente.
Algo similar ocurrió en la multinacional de capitales españoles Gestamp. En ese caso la autopartista había avanzado en suspensiones para luego determinar despidos de más de 60 empleados. La reacción ante los despidos fue el bloqueo y luego la toma de la planta que duró unos días y todavía se mantiene un acampe en la puerta.
El ajuste que las multinacionales aplican de manera inmediata ante cualquier eventualidad comienza a chocar con la resistencia de los trabajadores.
Los que llevan adelante los conflictos conforman el caso “tipo” del nuevo sujeto que se incorporó al mercado laboral en la posconvertibilidad con la creación de millones de puestos de trabajo de la etapa kirchnerista. Este grupo está compuesto, mayormente, por empleados de entre 30 y 35 años, con una antigüedad de unos seis años aproximadamente, salarios que les permiten ser parte de los sectores medios y escasa representación sindical.
Este nuevo actor del mundo laboral es el que ahora comienza a ser golpeado por las estrategias de ajuste y disciplinamiento, y reacciona ante el revés después de haber vivido varios años de bonanza.Las estructuras clásicas buscan conducirlos, con distintas tácticas (o ninguna) y en eso compiten por el sindicalismo tradicional, la izquierda partidaria y sus organizaciones sindicales clasistas y el estado con sus ramificaciones que escasean en el territorio de trabajo.
La metodología de choque que se impone en esta etapa parece ser el bloqueo y la toma de la planta. Veremos con la evolución de los conflictos los resultados y la efectividad que tendrá.