Lo creó Juan Domingo Perón en 1949 y ningún gobierno democrático decidió eliminarlo. Hasta ahora. El Ministerio de Trabajo, según lo resuelto ayer, que espera confirmación en una jornada de intensas reuniones que se dará hoy, pasará a ser un raviol con rango de Secretaría debajo del Ministerio de Producción.
Según dejó trascender el oficialismo a través del Diario Clarín, los ministerios de Ciencia y Tecnología, Cultura, Energía, Agroindustria, Salud, Turismo, Ambiente, Trabajo y Modernización serían los que se convertirán en secretarías de otras Carteras.
Ciencia y Tecnología pasará a Educación. Lo mismo podría ocurrir con Cultura. Salud será absorbido por Desarrollo Social; Energía, por Transporte; Ambiente, al igual que Modernización, por Jefatura de Gabinete; Trabajo, por Producción. Agroindustria pasaría a Hacienda. Turismo podría quedar bajo el mando de Producción.
En una definición ideológica con tintes empresarios, Trabajo será una pata de Producción y las políticas públicas que hasta hoy dependían del devaluado Jorge Triaca estarán en manos de Dante Sica, uno de los superministros con los que Cambiemos parece querer «relanzar» su gestión.
Las versiones sobre el futuro del, hasta hoy, ministro Triaca son innumerables. Desde las que sostienen que aceptará ser relegado y mantenerse en el gobierno como Secretario, hasta las que hablan de una salida ordenada (ahora o en el cortísimo plazo) con un futuro en una embajada del viejo continente.
Lo claro es que la disolución de una cartera clave para el mundo del trabajo va a repercutir fuerte y negativamente en un mercado laboral con muchos problemas, donde la destrucción de empleo es una constante y los conflictos se multiplican en todos los ámbitos. Menos intervención, menos asistencia, menos definiciones de políticas públicas y, en definitiva, menos Estado para garantizar derechos.
Habrá que ver la reacción del mundo sindical. Según pudo saber InfoGremiales en las últimas jornadas creció la distancia entre los Gordos y los Independientes. Es que los hermanos Daer parecen no estar dispuestos a inmolarse con el gobierno y están abiertos a salir a confrontar, algo que los independientes rechazan de plano.
En ese contexto y con el moyanismo y la Corriente Federal presionando por un plan de lucha, Macri alimenta con fuego el incendio cegetista con la eliminación del Ministerio de Trabajo, uno de los legados de Perón que la CGT suele remarcar. Casi una provocación a horas de haber lanzado una nueva huelga general.
El dilema que crece, y que ya estuvo presente en el plenario de secretarios generales del miércoles, es: confrontar abiertamente con la política económica del gobierno, a riesgo de que los analistas políticos de los grandes medios vuelvan a tildar al sindicalismo peronista de golpista; o ir a una pelea «light» y dejar que, en todo caso, Macri se caiga por su propio peso, pagando un costo muy alto ante sus propias bases, cada vez más descontentas por la erosión salarial, la pérdida de derechos adquiridos y la destrucción de puestos de trabajo.