Así lo expresó al participar, en el Vaticano, de un encuentro de dos días sobre el mundo del trabajo, que comenzó ayer y que está previsto que hoy cierre el papa Francisco.
«Los ataques contra los sindicatos, los intentos de debilitarlos y de someterlos a cualquier poder de turno, son un ataque directo a las posibilidades de fortalecer la justicia distributiva, ante cuya ausencia los procesos democráticos se fragilizan y empobrecen», advirtió Daer.
El miembro de la conducción de la CGT participa junto a una delegación de más de 25 sindicalistas argentinos en el encuentro organizado por el dicasterio para el servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano que inició ayer con pedidos desde la Santa Sede de que las organizaciones gremiales sean «el faro de los trabajadores en defensa de los antiguos derechos y, al mismo tiempo, la brújula para individualizar los nuevos».
En ese marco, en el evento del que participan miembros de la CTA, de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y de la Corriente Federal de Trabajadores entre otras, Daer aseguró que «la negociación colectiva es un instrumento único, pilar fundamental de un verdadero diálogo social».
«Pero el rol del sindicato en la defensa de condiciones dignas para el conjunto de trabajadores y para quienes están excluidos excede el marco de la negociación y requiere la articulación de alianzas políticas y sociales, y de un debate serio con organizaciones sociales y regionales», agregó el dirigente gremial al intervenir en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Entre el público estaban, entre otros, los sindicalistas Juan Carlos Schmid, Roberto Baradel, Julio Piumato, Omar Viviani, Gerardo Martínez y el padre Carlos Accaputo, referente de la pastoral social de Buenos Aires y organizador del encuentro junto al dicasterio vaticano.
Según el programa distribuido por la organización, el papa Francisco clausurará el encuentro a las 17.30 locales de hoy (13.30 de Argentina).
«Los sindicatos tienen que estar incluidos en cualquier diseño que pretenda la búsqueda de una sociedad en la que el bien común sea el verdadero norte. Acabar con el desarrollo financiero que concentra y multiplica las riquezas personales y establecer un desarrollo que tenga como eje al ser humano, con características humanísticas, solidarias y colectivas», planteó.
«No tenemos que permitirnos el trabajo pobre, el chantaje de las empresas que en las regiones nos dicen ‘abaratamos el costo del trabajo y lo desregulamos o nos terminamos yendo a otras latitudes del mundo’, provocando la pobreza y la expansión de la arbitrariedad», agregó Daer.
Por último Daer convocó al resto de los casi 300 participantes de más de 30 países a no dejar «que se naturalice en nuestra sociedad y en nuestro pensamiento de los pueblos del mundo que se puede descartar al ser humano».
Además de las intervenciones en el plenario del encuentro, una comisión permanente trabaja en uno de los salones contiguos para tratar de alcanzar un documento final de conclusión que reúna los conceptos en base a un documento de trabajo presentado en el primer día de debates.
El documento sobre el que trabajan los sindicalistas plantea que «el rol que las organizaciones sindicales están llamadas a tener no es fácil desde el momento en que, a priori, implicaría una reestructuración de sus modos actuales de pensar, vivir y hacer».
«Los sindicatos deben ser el faro de los trabajadores en defensa de los antiguos derechos y, al mismo tiempo, la brújula para individualizar los nuevos, por efecto de la cuarta revolución industrial, caracterizada por la digitalización que está implicando cambios radicales en las técnicas de producción y consumo», enmarca también el documento.