Por primera vez en dos décadas, el Conicet perdió más de mil científicos y trabajadores en 2024, en medio de una crisis de financiamiento que impulsa una nueva fuga y pérdida de cerebros. Investigadores clave dejan el país ante la falta de recursos, otros directamente se caen del sistema científico, mientras el presupuesto destinado a ciencia y tecnología cae al nivel más bajo de la historia. El recorte alcanza al INTI, al CNEA y al Servicio Meteorológico Nacional.
En un hecho inédito desde hace dos décadas, el Conicet registró en 2024 una reducción significativa en su plantilla de científicos y trabajadores. Tiempo Argentino publicó que según datos del Grupo EPC-CIICTI, el organismo perdió 1.055 empleados en lo que va del año, incluyendo 598 investigadores de carrera, 457 becarios y personal administrativo. Este fenómeno se inscribe en una contracción general del empleo en ciencia y tecnología en Argentina, donde el sistema público redujo 2.696 puestos de trabajo, y representa una crisis de impacto en la producción científica nacional.
La falta de oportunidades y el recorte de becas y fondos han intensificado la “fuga de cerebros”, dejando en pausa proyectos vitales para el desarrollo del país. Carolina Marvaldi, biotecnóloga y doctora en Farmacia, es un ejemplo de este éxodo: su investigación sobre biomarcadores para partos prematuros queda inconclusa al no obtener financiación. Marvaldi le contó a Tiempo que se va a Estados Unidos, donde continuará su carrera en el Instituto Nacional de Salud. En su laboratorio argentino, la línea de investigación que lideraba quedará vacante, reflejando la pérdida de talento y recursos que afecta al sistema científico argentino.
El problema no se limita al Conicet. Otros organismos, como el INTI, el CNEA y el Servicio Meteorológico Nacional, también han sufrido una merma en su personal. Además, los fondos destinados a ciencia y tecnología en el presupuesto nacional han caído drásticamente en términos reales, alcanzando apenas el 0,216% del PBI. En una reciente intervención en el Congreso, directivos y científicos del Conicet exigieron una mayor asignación presupuestaria para detener el deterioro del sector, mientras advierten sobre los efectos devastadores de los despidos y la falta de recursos en el futuro de la ciencia argentina.
Más que una «fuga de cerebros», esta situación representa una «caída» del sistema científico, en palabras de Leonardo Venerus, biólogo y delegado de ATE en el Centro Nacional Patagónico. Venerus explicó a Tiempo Argentino que la pérdida de personal va más allá de quienes emigran al exterior; muchos otros quedan “fuera” del sistema por falta de apoyo. Este fenómeno despoja al país de especialistas clave en diversas áreas, limitando el potencial de innovación y desarrollo de Argentina.