(Por Jorge Duarte @ludistas) Con las heridas abiertas de la movilización del 17 de agosto y en pleno debate por la reacción al pedido de condena de CFK, una porción de Azopardo amaga con retirarse. Se trata de más de una veintena de sindicatos que orbitan en torno a Luis Barrionuevo y están representados formalmente por Carlos Acuña. Días decisivos.
La unidad «hasta que duela» de la CGT pasa por su momento más complejo y con un futuro incierto. Es que, con las heridas que abrió la movilización del 17 agosto todavía en carne viva, una porción de Azopardo amaga con retirarse de la conducción de la central y empiezan a quebrarse los delicados equilibrios que se supieron construir.
Se trata de más de una veintena de gremios que orbitan desde hace mucho tiempo alrededor del gastronómico Luis Barrionuevo y que en lo formal están representados en la figura del triunviro Carlos Acuña. «Luis dio la orden de retirarse», dejaron trascender altas fuentes cegetistas.
Sin embargo hay varios que descreen que esa jugada, con la rosca avanzada, se termine de concretar e incluso creen que sería contraproducente. «La diáspora que se puede abrir en caso de que ocurra no le conviene a nadie». Algunos apuestan a que terminará mediando Hugo Antonio Moyano, como factor de concordancia, algo que ya ocurrió en otras oportunidades.
El malestar de ese conjunto, que lo trasciende y también invade a una porción de los Gordos, es de vieja data y se terminó de consolidar el propio 17 de agosto. Ese día, que se gestó con forceps, el detonante fue el discurso de Pablo Moyano cuando se había acordado que no habría oradores. Además se pronunció en un tono que no compartieron.
Algunas horas antes de la marcha los gremios del transporte nucleados en la UGATT, muchos de ellos cercanos a Barrionuevo, decidieron bajarse. Adujeron tener esperanzas en la economía con la llegada de Sergio Massa como ministro. En realidad discrepaban con la idea de salir a las calles a confrontar contra los formadores de precios.
El último mojón de esta novela de desencuentros fue el pedido de condena y proscripción de Cristina. Primero un comunicado sin firmas. Ayer mismo, mientras la confabulación crecía, Pablo Moyano anticipaba en la asunción como ministro de Walter Correa que «seguramente va a haber una acción, que va a ser una gran movilización» en apoyo a la Vicepresidenta.
«Si logramos unir la movilización del campo nacional y popular podemos construir , con tiempo, un paro general», explicaba en off otro dirigente del moyanismo. Además confirmaba la propuesta de un paro general se esbozó el martes en el grupo de whatsapp de la conducción cegetista y encontró algunas adhesiones. Claro, la idea también espantó a los más reaccionarios a la figura de CFK.
La tensión entre los diferentes espacios no es novedad. Existen desde la conformación misma del triunvirato en el Congreso de Parque Norte. «Si ellos creen que nos vamos a ir de la CGT, están muy equivocados. Si quieren que se vayan ellos», solían repetir en el entorno del camionero cada vez que había algún chispazo. Hoy parecen tener más razón que nunca.