Los procesos electorales en las CTA no son cosa sencilla. A un mecanismo más que difícil de implementar, el del voto directo, y muy costoso, se le suma el fantasma de las elecciones de 2010 que recorre cada pasillo de la central obrera.
Luego de que en mayo el michelismo haya hecho su elecciones, llegó el turno del yaskismo para que haga lo propio.
Para garantizar la plena legalidad del proceso electoral, la CTA oficialista apeló a su llegada al Ministerio de Trabajo y le pidió la intervención de un hombre de su confianza que sea el delegado electoral que controle lo actuado.
Lo que sorprendió es que a pesar contar con un guiño de la cartera laboral gracias a su sintonía fina con La Rosada, la CTA de los trabajadores se encontró con un delegado electoral de neto corte cegetista.
Se trata de Abel De Manuele, ex abogado de la UTA y hombre de consulta y referente de gremios cegetistas como UPCN.
Si bien no presumen lo peor, ahora el yaskysmo lo mira con atención por temor a que pueda embarrar una elección que necesitan que sea pulcra para sobreponerse al papelón que protagonizaron en 2010.