Un estudio advierte sobre la disparidad en la participación laboral de las madres: ‘‘El cuidado debe ser un eje prioritario de las estrategias de recuperación”

Un estudio del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) expuso la diferencia que existe entre las mujeres con hijos respecto a las mujeres sin hijos. A la inversa ocurre con respecto a los varones, que siendo padres logran mayor inversión.

El Cippec compartió los resultados de sus investigaciones que evidencian la disparidad y advierten sobre la necesidad de apuntalar las tareas de cuidado.

La pandemia acentuó estas disparidades: en el segundo trimestre de 2020, la cantidad de madres activas cayó 18%, cerca del doble que los padres y las mujeres sin hijos/as. 

Estos efectos fueron más contundentes sobre las que tienen hijos/as pequeños/as. En la recuperación pospandémica, las madres de niños/as menores a 6 años vienen rezagadas. Así, la maternidad parece acentuar las consecuencias negativas de la crisis. 

Frente a este escenario, es importante distribuir el cuidado de manera más justa, entre madres y padres, pero también hacia afuera de la familia entre el Estado, el mercado y la comunidad. Así lo señala esta nueva nota de CIPPEC en ocasión del Día de la Madre. 

En 2019, las madres en edad activa ya participaban menos del mercado laboral (68%) que las mujeres sin hijos/as (73%). En los varones, el efecto de la paternidad era opuesto: los padres participaban más (97%) que quienes no lo eran (90%). La crisis sociosanitaria desatada por la pandemia implicó un retroces en la participación laboral de todas las personas. No obstante, su impacto se hizo sentir más en las mujeres con hijos/as, amplificando las desigualdades: en el segundo trimestre de 2020, la cantidad de madres activas cayó 18% respecto al trimestre previo, cerca del doble que los padres y las mujeres sin hijos/as (gráfico).

Luego de tocar fondo, la reactivación de la economía se tradujo en una progresiva recuperación del mercado de trabajo. Sin embargo, el repunte no fue igual para todos/as. Las madres de niños/as pequeños/as tuvieron una recuperación significativamente más lenta que el resto: su participación laboral cayó 24% entre abril y junio del 2020, y aún no han retomado sus niveles de la prepandemia (gráfico). 

De esta manera, la maternidad, en especial cuando requiere mayor demanda de cuidados, parece correlacionarse con la severidad de las consecuencias negativas de la pandemia.  


Variación porcentual en la participación laboral respecto al cuarto trimestre de 2019 según sexo y tenencia de hijos/as para jefes/as de hogar y cónyuges. 

 Fuente: CIPPEC en base a INDEC-EPH (2021) 

¿Cuáles son los factores que están detrás de este escenario‘‘Las mayores dificultades de las madres para participar del mercado laboral se vinculan estrechamente con las dinámicas sociales y familiares de cuidado,” afirman Florencia Caro Sachetti y Juan Camisassa, coordinadora y analista del Programa de Protección Social de CIPPEC, en esta nota por el Día de la Madre.

Antes del inicio de la crisis sociosanitaria, las mujeres ya concentraban la mayor carga de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado: el 89% de ellas realizaba este tipo de tareas, en comparación con el 58% de los varones. Los esfuerzos destinados a contener el avance de la pandemia trajeron consigo una agudización de este fenómeno, ya que su potencial éxito se erigía sobre el repliegue de todas las actividades a la esfera doméstica. En el 70% de las familias, la carga adicional de tareas de cuidado fue absorbida por las mujeres. En este contexto, las barreras para conciliar el trabajo productivo y reproductivo se incrementaron significativamente para las madres. 

¿Cómo avanzar hacia la nueva normalidad? ‘‘El cuidado debe ser un eje prioritario de las estrategias de recuperación”, enfatizan Florencia Caro Sachetti y Juan Camisassa. “Además, puede dinamizar la economía”, agregan. En este sentido, proponen continuar avanzando en la creación de un sistema   integral y federal de cuidados, con el objetivo de distribuir el cuidado de manera más justa, entre madres y padres, pero también hacia afuera de la familia: con el Estado, la comunidad y el mercado. 

El sistema debe basarse en tres pilares: tiempo para cuidar, a través de licencias y políticas que promuevan la participación de los padres en la crianza de sus hijos/as; dinero para cuidar, mediante el fortalecimiento de las transferencias destinadas a la niñes; y servicios para el cuidado, con el desarrollo de espacios de crianza, enseñanza y cuidado para la primera infancia”, concluyen la autora y autor de la nota.