Una de las condiciones innegociables del camionero Hugo Moyano de cara a cada elección, es colocar a sus hombres en la lista de aquel candidato al que apoye. La estructura sindical, el apoyo y los recursos a cambio de lugares en las listas y participación en la toma de decisiones. El intercambio es claro.
Así Moyano logró que varios de sus hombres de confianza lleguen a la cámara de diputados. Sin embargo, con un poder de negociación en baja y cada vez menos inserción en listas con reales posibilidades de disputar, sólo le quedan dos diputados nacionales: el canillita Omar Plaini y su hijo, y líder de los peajistas, Facundo Moyano.
Los dos representantes de la CGT Azopardo integran un bloque propio, el del partido Cultura, Educación y Trabajo (CET), que encarna la postura moyanista en el Congreso, aunque las decisiones que fueron tomando generan dudas sobre si realmente se trata de un proyecto concreto.
Es que los dos integrantes de la Azopardo en lugar de tener objetivos en común apostaron para 2015 a candidatos distintos y trabajan, en la práctica, en distintos espacios.
Facundo Moyano, el hijo progre de Hugo, ya blanqueó su pase al Frente Renovador y su abierto apoyo a la candidatura de Sergio Massa. Además, sostuvo que más allá de la formalidad ya trabaja en manera conjunto con el massismo.
Ahora bien, Facundo Moyano indicó que “Más allá de compartir la formalidad por el momento de pertenecer a un bloque legislativo con Plaini, las posiciones políticas no son las mismas”.
Sucede que Omar Plaini, el otro integrante del bloque del CET, está jugando todas sus cartas a la candidatura presidencial de Daniel Scioli y pelea por el liderazgo de la mesa sindical Scioli 2015.
El Canillita manifestó “quiero la continuidad con cambios, hay que hacer muchos cambios, y entiendo que el mejor candidato que tiene el oficialismo para la continuidad es el gobernador de la provincia de Buenos Aires».
Plaini sostuvo que «No podemos cada década empezar de nuevo; hay cosas muy buenas que ha hecho este gobierno, sobre todo en la primera etapa de (Néstor) Kirchner y hasta la mitad de la primera del actual Ejecutivo, donde había generación de empleo, la inflación estaba controlada, no había devaluación, se crecía a tasas del 7, 8 por ciento», precisó y lamentó que todo «eso fue cambiando».
Mientras tanto Hugo Moyano, el titiritero, manifiesta no haber decidido a quién apoyará en 2015. Lo claro que es que las diferencias en los representantes de la central obrera parecen ser más una estrategia de “poner huevos en distintas canastas” que expresiones de definiciones político ideológicas.
La idea de Azopardo es estar cerca del poder, sin importar quién sea el que lo detente. Veremos si la idea dividirse en todos los candidatos los fortalece o los deja en evidencia y les resta espacios en el armado de cada una de las listas.