La noche del lunes una patota ingresó por la fuerza, con armas balncas y armas de fuego e intentó desalojar ilegalmente la planta del Molino Osiris. Los trabajadores que permanecen en el lugar, víctimas de la estafa laboral de los empresarios, contaron con la ayuda de los vecinos para evitar que la situación de violencia pase a mayores.
Ramón Escalante, delegado de los empleados le contó a InfoGremiales que responsabilizan a los dueños de la empresa por los hechos de violencia. «Somos 20 trabajadores que estamos en resguardo de nuestros puestos de trabajo», afirmó.
Además, agregó que los empresarios desaparecieron luego del cierre intempestivo del molino a fines del año pasado y nunca volvieron a pisar la fábrica: «Los empresarios en ningún momento vino a hablar con nosotros, sólo nos mandaron a apretar y a amenazar, como ocurrió el lunes».
Todos los empleados quedaron en la calle sin el pago de ninguno de los montos que corresponde por ley.
Escalante explica que la toma de la planta, ubicada en el barrio porteño de Parque Patricios, se realiza porque los empelados entienden que lo que les ocurrió es una «estafa laboral» y reclaman lo que les corresponde.
Sobre los hechos del lunes relató: «Eran unos 20 o 25 patovicas que entraron por la fuerza y nos dijeron que nos iban a matar».
La situación no pasó a mayores porque cuando los vecinos de la planta detectaron los movimientos extraños, avisaron al 911 y lograron que la prefectura interviniera. La llegada de los uniformados calmó a la patota que comenzó a ocultar las armas con las que estaba amenazando al personal. Incluso algunas de ellas quedaron tiradas en el propio Molino (Foto).
Ahora los molineros hacen guardias rotativas para sostener la ocupación pacífica del lugar y seguir en la pelea por sus fuentes de trabajo.