Por Alejandro el «Gitano» Ulloa @GitanoUlloa para InfoGremiales
Las elecciones generales del 14 de noviembre tienen final abierto: el triunfo de la coalición opositora en las PASO de medio término resultó en un cimbronazo que puso en alerta al aparato del FdT y logró romper el momento de inercia de un gobierno jaqueado por la deuda externa y los grandes propietarios por un lado, las peleas internas entre el bando desarrollista y sus contrincantes populistas, por el otro. Se escuchó la pobreza desesperanzada de la población, que habló clarito el idioma del silencio electoral. Eso si nos proponemos que un complejo y desigual análisis es CABA y Provincia. Para simplificar, viste.
Un poco de marxismo sirve para explicar lo inexplicable. El método dialéctico es una manera de entender las crisis, no de entender la normalidad. La normalidad se analiza con el método científico tradicional y con la lógica formal clásica. Una forma más o menos moderna de eso es el método hipotético deductivo o el de múltiples hipótesis deductivas de Piaget. Las ciencias duras estudian la realidad con esos métodos. Pero en algunas cuestiones ese análisis no alcanza: hay momentos en que algunos elementos se van del enfoque. Hay determinadas cosas que la ciencia no puede explicar de manera simple. En esos momentos, la lógica dialéctica te ayuda a explicar las cosas difíciles. La bolsa de gatos que peleaba por las candidaturas se alineó en el control de precios. Encima, hay que exponer esa tesis a la prueba del ácido que brinda la realidad. Veamos el contexto.
En el frente externo Joe Biden propone aplicar un impuesto a la riqueza en el gran país del norte a unos pocos cientos de megamillonarios con grandes fortunas como Jeff Bezos, Elon Musk o Bill Gates. Se lo dijo al papa Francisco y como parte del mismo guion de reparto y con toda naturalidad, su embajador Marc Stanley (ya bautizado «Braden Segundo»; «un reverendísimo hijo de puta», según Hebe de Bonafini), baja línea en Washington y Buenos Aires. Ya definió en su país que el gobierno nacional «debe construir un marco de política macroeconómica que lo ponga en el camino hacia la sostenibilidad financiera». Una excelente nota de Radio Gráfica explicó: es la «postura que la administración Biden comparte con el FMI, inversores, empresas y bonistas de Wall Street». Claro que Stanley no se olvidó de nuestra política exterior: «Argentina aún no se ha unido a Estados Unidos y otros países para presionar por reformas significativas en países como Venezuela, Cuba y Nicaragua».
Un tono amenazante, en línea con el comunicado de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina que protestó por el congelamiento de precios y expresó su preocupación «frente a recetas artificiales para el control de la escalada inflacionaria». Además, le encomendó a las autoridades a continuar el diálogo con el sector empresario, «en la búsqueda de soluciones consensuadas y aplicando políticas públicas realmente eficientes para combatir este flagelo».
El borrador de lo posible
El oficialismo necesita que aumente la participación popular en la elección sin tener demasiados votos en contra. Un cierto relato después de las elecciones necesita un debate profundo y un nuevo gabinete donde quede establecida la presencia de líderes de opinión de los trabajadores. Un mandato que surgirá de las urnas y del Confederal de la CGT. La CGT aprobará un cambio estatutario histórico antes de lo que será su recambio de autoridades. Sumará 8 secretarías para la conducción. Habrá cargos compartidos en paridad. Los detalles del borrador que circula en los despachos de Azopardo fueron dados a conocer en exclusiva por InfoGremiales el 1 de noviembre.
La conformación de la nueva conducción de la central implica desdoblamientos, cambios de nombres y la creación de nuevas secretarías para atender demandas del mercado de trabajo que no estaban contempladas.
Es de esperar que el cachetazo electoral no se profundice en las próximas elecciones. Más bien es preferible que las fuerzas a la izquierda del espectro político ganen una buena cantidad de escaños para negarle la primacía a los retardatarios de la derecha consciente y los herederos tardíos del macrismo.
El programa de acción no está decidido. El pensamiento estratégico está por verse. Las consignas políticas y gremiales, esa te la debo. Una lástima que se use la democracia para que todo quede atado con alambre.
«Argentinos, a las cosas»
La teoría de Gramsci sirve mientras quienes debaten son líderes de opinión que disputan la hegemonía en la conciencia y en la experiencia política. Es apta para representar el poder abstracto en un debate entre cuadros políticos. Disputar con líderes de opinión de las clases dominantes, lo que el macrismo llama «el círculo rojo» es parecido, aunque es otra cosa distinta. La política se realiza en determinados planos socioculturales medios y altos, la progresía o el profesionalismo rentado. Cuando llega la hora de los votos, el campo de estudio e intercambio es mucho más masivo: la mayoría de la gente no tiene compromiso político, ya no existen solo peronistas o radicales por opción. A través de los medios masivos y con mensajes muy simples y no siempre políticos, se puede ganar o perder la conciencia y el favor del votante. Consignas que agitan la conciencia y provocan reacciones vitales diversas.
Tal parece que puertas afuera se prepararan para el fracaso de los acuerdos con el Fondo. Alberto quería, pero no pudo. No hay tal acuerdo y las «relaciones constructivas» que mencionó Guzmán en más de una oportunidad no aportaron nada positivo. El FMI decidió qué es lo que se podía o no hacer al margen de intenciones y buenas voluntades, al margen del freezer a las relaciones con China, del despiadado ahorro fiscal y de la franela diplomática. Cuando se trata de guita los dueños del mundo no te perdonan un centavo. El único idioma que entienden es la certeza de perder su dominio ante un gobierno fuerte respaldado por un pueblo digno.
Puertas adentro Victoria Tolosa Paz denunció en tono depresivo (o deprimente más bien) un «golpe blando» si el FDT vuelve a caer derrotado en las urnas. Con la carrera del cambio-cambio a 200 pesitos por dólar ya ganada, el «circulo rojo» activa a la Corte para agilizar los juicios contra los notables del kirchnerismo explícito. La espoleta del voto-miedo no parece ser un camino para ganar, sino más bien el estallido sin rumbo de una crisis inolvidable. El voto medio necesita las cosas claras y el mascarón de proa a la vista marcando el rumbo.
Justo cuando Cristina queda a cargo del puesto de Alberto por el viaje presidencial relámpago a Europa aparece desde el cenit del debate interno la marca de las sombras sobre su presencia en la campaña. ¿CFK no participa porque no ganaría votos por las enemistades que cosecha? ¿La dueña de la mayoría de los votos se queda en el molde porque ya da por perdida la partida electoral? Cerca de esas dudas están las certezas de que cada vez más se necesitan precisiones sobre el rumbo y el programa que disipen los humos erráticos de los proyectos de un desarrollismo criollo que no tiene envergadura para despegar y solo alcanza volumen político de prestado. El quiosco del Frente Renovador está lleno de golosinas pero el matrimonio Massa no consigue compradores en firme.
CFK tendrá que volver al ruedo en el estado en que se encuentre su proyecto y su armado político para evitar que algún dúo de amigos a ambos lados de la grieta construyan un camino que lleve a la Embajada. Para eso necesitan dinamitar su presencia en el centro de la escena política. Rodríguez Larreta trabaja activamente para minar judicialmente el respaldo popular a Cristina y obligar a un retiro desordenado del actual gobierno. Para ello cuenta con sicarios de primera línea como Patricia Bullrich y su militancia acérrima a favor de Lewis y contra la nación mapuche. Juega además con quintacolumnistas como Berni que juegan al peligroso deporte de la represión por las dudas.
La línea definida por el oficialismo es acusar al macrismo tardío de estar ideológicamente conducidos por la ultraderecha, con la expectativa de lograr el voto útil de los conservadores, que vean con timidez y temor las propuestas de Milei y Espert. El FdT puede mejorar el resultado en la provincia de Buenos Aires. La dupla interna de JxC juntó entre Santilli y Manes 3,2 millones y la boleta de Tolosa Paz apenas quedó a pocos miles de votos. Raro que busquen esos votos en la derecha conservadora que los repudia desde su profunda raigambre gorila.
El populismo peronista viene perdiendo también esa batalla. Cómo será la cañada que el gato la cruza al trote: millones de votantes sumergidos en la pobreza estructural que son la base electoral del Frente de Todos no son convocados para ganar la apuesta. Así es el ideologismo clasemediero que está convencido de que todo pasa por su ombligo. Hay una mitad del desarrollismo gobernante crítica del liberalismo, y otra mitad crítica del populismo. El desarrollismo es una respuesta alejada de ambos extremos y escasa capacidad de convocatoria. La ancha avenida del medio no parece un lugar cómodo para recorrer la política sin apoyo de masas. Pero las poltronas de los sets televisivos aportan una falsa sensación de comodidad que no existe en la realidad.
A las calles por los precios
Si el paquete de «platita fresca» en los bolsillos no alcanza para dar vuelta los resultados, si las decenas de funcionarios recorriendo las calles en miniactos de todo tipo no alcanzan para mostrar una gestión de gobierno digna aunque no sea efectiva, si la derrota se muestra en los números y altera la elegancia de la democracia formal, se viene la noche. ¿El acuerdo con el Consejo Agroindustrial no es contradictorio con el modelo kirchernista? Los límites a las retenciones maniatan los proyectos de financiación de cualquier proyecto de crecimiento industrial y sumergen a la Argentina en la dependencia del modelo agroexportador
Manzur e Insaurralde llevan la cuenta de los dinerillos para «bajar» la base material que apoye el voto oficialista. El resto de los funcionarios deben «mostrar gestión». «Cocodrilo que se duerme es cartera», y los puestos expectantes de la política renuevan el juego de las sillas el día después. Están avisados, pero a algunos no les va a dar la talla y parece que se irán.
En lo que se ha transformado en una rutina de movilizaciones callejeras, un nuevo corte del Puente Pueyrredón fue realizado por numerosas organizaciones sociales que reclamaban por la falta de insumos a los comedores populares y los bajos montos de los pagos mínimos por el trabajo realizado a cambio de las prestaciones sociales. Simultáneamente, por iniciativa de dirigentes de gremios de la Capital, bajo el impulso de la Asociación de Trabajadores de Estado (ATE) con sus principales figuras dirigentes (Daniel Catalano, y los adjuntos del gremio Agustina Panissa y de CTA Capital Manolo Sueiro) al frentede su nutrida columna de manifestantes, junto a otros sindicatos, organismos y partidos políticos marcharon a la sede de la Coordinadora de Productos de las empresas Alimenticias (Copal).
Un gran estandarte de Movemos acompañó la lectura del documento. «Con la comida del pueblo no se jode», «Funes de Rioja traidor a la patria» eran las consignas que llegaron hasta el palco montado en la esquina de la calle 25 de Mayo. Las columnas se apiñaron sobre la subida de Sarmiento y desbordaron las calles laterales. El humo verde oscureció el cielo soleado del medio día y dio paso a las estrofas del himno nacional que entonaron los presentes. La calle dijo presente en la queja popular.
Exigieron el cumplimiento de la política de precios congelados dispuesta por el gobierno. Catalano expresó la necesidad de acompañar el crecimiento de los ingresos de los trabajadores, así como a través de los ATP se había estimulado al empresariado para que siga creciendo. Sin embargo, destacó que el empresariado «incumple el pacto tácito de reciprocidad y se lava las manos ante la magnitud de la crisis y aumenta los precios por la libre.»
Beto Pianelli, del Sindicato del Subte, denunció la «apropiación de los refuerzos salariales durante la pandemia y recordó que los empresarios denunciados fueron financiados fuertemente para que hoy se nieguen a colaborar con una política de precios justa». Agustín Lecchi, del Sindicato de Prensa, recordó que «debe garantizarse el abastecimiento de comestibles y artículos de primera necesidad a precios accesibles para el mercado interno», y rechazó la «dolarización de la economía que pretenden los exportadores de alimentos». Acompañaban con las banderas y vestimentas de sus adherentes, junto a una decena de organizaciones sociales, gran cantidad de público convocado por el rechazo a las entidades empresarias.
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