La Mesa Nacional de la CTA de los Trabajadores, que conduce el diputado nacional del Frente de Todos Hugo Yasky, rechazó «la flexiseguridad o cambio en el régimen indemnizatorio pretendida por los patrones». Y cuestionó el aval de Facundo Moyano a la discusión y lo catalogó de «parlamentario de extracción sindical que perdió el rumbo y olvidó sus orígenes».
La CTA rechazó el proyecto «Mochila Argentina» que impulsa la Unión Industrial Argentina (UIA) de Daniel Funes de Rioja -lo que también hizo su par Autónoma de Ricardo Peidro- y señaló que mientras el mundo discute el futuro laboral para una humanidad que sufre «la doble tragedia de la Covid-19 y un capitalismo cada vez más salvaje, los grupos económicos pretenden importar esas políticas».
«Los grupos patronales argentinos pretenden importar políticas económicas y socio-laborales que, como en el pasado, significarán más enriquecimiento para los poderosos a costa de mayor explotación y sufrimiento de millones de trabajadores», afirmó.
Yasky añadió que la flexiseguridad, promovida por Países Bajos y Dinamarca y extendida en gran parte de Europa significa combinar «la flexibilización laboral con una supuesta seguridad basada en subsidios al desempleo y a la formación de los desocupados, es decir, manos libres para los empresarios y los costos sociales a cargo de los Estados».
El proyecto «Mochila Argentina», impulsado por la UIA a partir de «los mismos dirigentes y sus arcaicas y fracasadas ideas de otros tiempos» tiene «el apoyo de algún parlamentario de extracción sindical que perdió el rumbo y olvidó sus orígenes», dijo.
Yasky se refirió al respaldo que el proyecto empresario tuvo por parte del diputado nacional Facundo Moyano y sostuvo que la iniciativa busca liquidar puntos centrales de la Ley de Contrato de Trabajo (LCT), como indemnización por despido, y reemplazarlos por un seguro de desempleo y más flexibilización laboral.
«Mientras esos grandes grupos económicos intentan hundir las esperanzas de millones de trabajadores, se reabren las paritarias con un horizonte inmediato del 45% para no perder frente a la inflación, y el Gobierno establece que el salario mínimo, vital y móvil debe alcanzar el 35% de incremento», puntualizó.
Para la CTA, a esa pretendida «Mochila Argentina» se oponen en el mundo iniciativas de reducción de la jornada y los días de trabajo para avanzar hacia un nuevo paradigma económico-social y ambiental, en línea con objetivos de la ONU y la OIT.
«La CTA no resignará sus derechos sin ofrecer pelea, por lo que condena esa pretensión del gran capital y se suma a todas las corrientes del movimiento obrero que tampoco dudaron en repudiar el nuevo intento de flexibilización, precarización laboral, desempleo y pobreza de la clase trabajadora que procuran instaurar los grupos económicos», alertó.