El contexto es otro. Es tan claro y profundo el cambio que se produjo en materia de política económica que, a pesar de las notables diferencias que separaron sus caminos allá por 2010, Pablo Micheli y Hugo Yasky volvieron a sentarse en una mesa para acercar posiciones, saldar cuentas pendientes e intentar avances en materia de coordinación de acciones conjuntas.
La cumbre de las dos vertientes ceteístas, encarnadas en sus respectivos secretarios generales, había sido anticipada por este portal semanas atrás y se concretó el pasado jueves.
Micheli, mandatado por el secretariado nacional de la CTA Autónoma reunido esa misma semana y acompañado por el titular de la Fetera, José Rigane, visitó a Yasky, quien estuvo secundado por el líder del Suteba, Roberto Baradel. La charla giró en torno a la necesidad de avanzar en medidas concretas, sin tinte partidario, para enfrentar los despidos, la suba de precios, los tarifazos y la represión de la protesta social.
Aunque los líderes ceteístas expresaron que respaldarán el paro nacional de ATE convocado para el 24 de febrero, confirmaron que respetarán la autonomía del gremio de estatales. De hecho la reticencia de ATE ante la posibilidad de la unidad en acción con el yaskismo es uno de los escollos que deberá superar Micheli en su central en el futuro cercano.
La idea que se puso sobre la mesa fue la de avanzar con una convocatoria amplia y multisectorial para una jornada nacional de lucha con fecha tentativa para la primera quincena de marzo.
Para ello esperan sumar movimientos sociales, a la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y distintas organizaciones del campo popular. Además sondearán a sectores cegetistas que todavía se mantienen alejados del macrismo (una fracción del MASA más precisamente), para tentarlos con participar de ese espacio que intentará erigirse como una especia de MTA de los nuevos tiempos.
Para la confluencia en la medida de fuerza Micheli y Yasky mantendrán, de ahora en mas, comunicación fluida y constante. La idea es ir dando pasos cortos pero firmes que permitan comenzar a cicatrizar las heridas que la ruptura dejó en distintos dirigentes de las centrales sindicales, que por el momento no fueron convocadas por Mauricio Macri a una mesa de diálogo.
El camino de la CTA se bifurcó en 2010 cuando, justamente, los dirigentes no pudieron saldar el resultado de una elección por voto directo que enfrentó a Yasky y a Micheli. Desde allí y hasta el año pasado, momento en que se consolidó en lo formal el quiebre con distintas personerías, la distancia entre ambos se acrecentó a medida que el docente se acercaba al kirchnerismo y el estatal lo enfrentaba.
La llegada del macrismo parece haber saldado la grieta, al menos en este sector del sindicalismo que comienza a dar señales de abandonar diferencias secundarias para enfrentar las políticas de ajuste.